En los días que deban venir,/ mientras el tiempo siga siendo/ y seguir pueda ser volver a empezar

Siempre tu energía,/ en lo bueno que esté por venir/ en lo peor que deba ser/ recordando que cuando no hay fuerzas/ tu recuerdo, mamá, nos hará valientes.

Siempre juntos,/ atados por los lazos que anudaste/ siempre hermanos, siempre amigos,/ siempre corazones.

Sé luz, sé pájaro, árbol, raíz/ Sé nube, cielo, lluvia, tierra mojada/ que tus raíces nos arraiguen a vivir/ que somos la encina que sembraste/ los brotes que mimaste/ y esa tierra mojada, donde habitas/ nos nutra mientras nuestras almas/ sigan siendo siempre,/ y seguir pueda ser siempre volver a empezar.

Siempre, mamá, en el corazón,/ en el hueco profundo que has dejado./ Siempre, tuyo, pequeña nube,/ tierra mojada, que hueles a campo, a otoño, a vida, a fluir de savia./ Espíritu, fibra, caricia./ Sé sonrisa, torrente de río,/ se la alianza contra el olvido.

Siempre en este hondo vacío,/ mamá, con amor, desde este lado de la vida donde faltas,/ donde hueles a colores de otoño/ a tierra mojada, a fe y esperanza.

Se siempre compañera, amiga viajera.

Tus hijos: Raquel y Javier Atienza