Decenas de madres renuncian cada año a sus hijos en el paritorio de un hospital. La entrega en adopción es una decisión difícil y valiente que obedece a una sola razón: "No puedo asumir su cuidado". Y es el contrapunto al hecho más dramático, el abandono en la calle.

Las 69 mujeres que tomaron esa determinación en el 2007 en Madrid, 54 en Cataluña, 43 en Andalucía, 27 en la Comunitat Valenciana y 19 en Castilla y León, son una parte de ellas.

En grandes hospitales, como los madrileños de La Paz y el 12 de Octubre, se entregan cada año en torno a una docena de bebés. Asistentes sociales prestan el apoyo emocional y psicológico a la madre para intentar que sea lo menos traumático posible.

No existe un perfil determinado porque las situaciones son muy diversas, explica Soledad Pinedo, trabajadora social en el 12 de Octubre. Las menores de edad que renuncian al dar a luz son muy pocas, sí hay mujeres que tienen otros hijos que ya atienden con dificultades, y en los últimos años ha aumentado el porcentaje de inmigrantes.

Llegar al final del embarazo, cuando hay medios para evitarlo, y entregar a tu hijo, es duro y conlleva una larga reflexión. "La mayoría --señala Pinedo-- lo tiene decidido porque saben que el niño va a estar bien cuidado".

CONFIDENCIALIDAD La protección de menores es competencia de cada autonomía y en los casos de renuncia hospitalaria existe un protocolo que garantiza a la madre biológica la confidencialidad de su determinación.

Generalmente, cuando una embarazada lo anuncia a su médico es informada del proceso según la ley de Adopción, y de las alternativas para quedarse con el niño --ayudas sociales y económicas o una "guarda" temporal hasta que solucione su situación--, "para que sea una decisión libre", afirma Pinedo. Si opta por la entrega, se notifica al servicio de adopciones, que buscará una familia de acogida. La madre firmará un documento de renuncia y, un mes después, lo ratificará ante el juez.

Llegado el parto, si la madre pregunta el sexo del bebé se le dice y puede verlo. "Generalmente no lo piden", relata Esperanza Martín, enfermera supervisora de maternidad de La Paz.

Entonces el recién nacido es trasladado al servicio de neonatología y la madre a una habitación individual "para recibir apoyo emocional", señala.

SIN JUICIOS Renunciar a un bebé "es una decisión muy meditada desde el embarazo. Son mujeres valientes por haber llegado hasta el final", afirma Martín.

"Aparte de apoyo, respeto y no juzgarlas, lo que se puede hacer es informarlas de todos los recursos que tienen. La ignorancia es tremenda", añade.

"Deben saber que pueden dejar el bebé en un hospital, sin reproches, sin juicios, mejor atendido que si lo dejan en una papelera, en un portal o en un parque, expuesto a todos los peligros", insiste Esperanza Martín.

Esta es la cara más amarga. Este mes, cuatro bebés han sido hallados abandonados en Madrid, Castellón, Valencia y Sant Pere Pescador (Girona).

Y son los últimos de una veintena de casos de los que se ha informado este año. Siete de ellos fueron encontrados ya sin vida.

En esos casos, el niño es llevado a un centro de protección mientras la Policía busca al autor del abandono, un delito penado con hasta cuatro años de cárcel si ha habido riesgo para la vida del menor. Si se localiza a otros familiares, pero no quieren hacerse cargo de él, se entrega en acogida o adopción.