El Homo antecessor era buena gente. Mejor que algunos de los que le siguieron en la cadena evolutiva, a juzgar por el modo en que se ocupaban de los niños y los discapacitados. Dispensaban cuidados a congéneres que sufrían algún tipo de discapacidad, aunque fuera grave. El llamado Cráneo 14 de Atapuerca (Burgos) así lo constata.

Entre los años 2001 y 2002, los investigadores que trabajan en el yacimiento de la Sima de los Huesos descubrieron numerosos fragmentos de calavera que, una vez ensamblados (un laborioso proceso que duró años), dieron lugar al Cráneo 14. Estudios posteriores atribuyeron la caja ósea a un niño que vivió hace 530.000 años y que, según un informe que publica la revista estadounidense Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, padecía una alteración congénita llamada craneosinostosis que le produjo graves deformidades y daño cerebral. Es el caso de craneosinostosis más antiguo jamás documentado.