Ocurrió en la capilla de un instituto de enseñanza Secundaria de Barcelona. Construida a mediados del siglo pasado, esa estancia se emplea actualmente como aula polivalente en la que se imparten distintas materias. Un día, un alumno de cuarto de ESO (15 años) salió de allí espantado. Había abierto la puerta de madera que separa una parte de la sala y no dudó en explicarle a un profesor lo que se había encontrado: "¡Bernat, no sabía que teníamos la tumba de una momia en el instituto!", le exclamó. "Por supuesto, no era ninguna momia --aclara Bernat Villaronga, docente de Religión del centro y presidente de la Federació d´Ensenyants de Religió de Catalunya--. Era el altar de piedra de la capilla".

Lo que puede parecer una exagerada anécdota --"quizás aquel chico había visitado recientemente el Museu Egipci o había visto alguna película de momias, pero no había entrado jamás en una iglesia", sospecha Villaronga-- no es más que otro ejemplo real de una preocupación. De una señal de alarma que no solo lanzan los docentes de Religión. También muchos profesores de Historia del Arte consultados por este diario (más de los que aparecen en este texto) muestran su inquietud por la falta de conocimientos de religión que hay entre los jóvenes, debida solo en parte a la corriente laica que ha restado fieles a las materias que tratan los orígenes del cristianismo. Porque una cosa es el laicismo y otra, diferente, la ignorancia sobre aspectos de cultura general que son imprescindibles para comprender muchos porqués de nuestra sociedad, resumen los especialistas.

NI IDEA DE LA BIBLIA "En los 30 años que llevo dedicada a la docencia, he notado un gran descenso en los conocimientos de cultura religiosa por parte de los alumnos que llegan a la universidad. Esa falta de base afecta negativamente a las posibilidades de aprender algunas épocas y obras, porque es necesario conocer la historia religiosa como cualquier otro hecho cultural", explica Teresa Vicens, profesora de Iconografía Medieval de la Facultad de Historia de la Universitat de Barcelona (UB).

Según esta docente, "uno de los problemas más graves de estos jóvenes es que no tienen la más mínima idea de las cuestiones básicas de la Biblia. No todos los alumnos, claro, pero la mayoría no saben qué son el Antiguo y el Nuevo Testamento, confunden personajes e incluso hay algunos que no acertarían a explicar quiénes son Adán y Eva". Puede resultar sorprendente, pero no son pocos los estudiantes que "ni siquiera saben por qué se celebra la Semana Santa". Como mucho, "les suenan algunos nombres por lo que han visto en la televisión", afirma Vicens.

Como consecuencia de todo ello, esta profesora se ve obligada "a dar una información de temática religiosa" que a ella no le pertoca. "Yo imparto una materia de iconografía, pero tengo que acabar explicando nociones de cristianismo para que entiendan el contenido que realmente le corresponde a mi asignatura", asegura la docente, cuya experiencia le ha llevado a efectuar la misma recomendación todos los años al empezar el curso: "El primer día de clase les digo a los alumnos que quien no sepa de cultura religiosa debería coger un libro de ESO para empezar a entender algunas cosas y poder seguir mínimamente lo que iré explicando". "En los exámenes escriben disparates tan grandes que son dignos de ser recopilados en un libro de humor".

Vicens reconoce que existe esa falta de conocimiento de la mitología religiosa. "No se pueden dar por sabidas muchas cosas como se hacía hace unos años" .

"Actualmente --dice--, si los alumnos no cursan Religión o Historia de las religiones, más allá de lo que les enseñen en casa, solo pueden adquirir ese tipo de conocimientos en Historia, Historia del Arte o Educación para la Ciudadanía. El problema es que esas asignaturas ya van tan cargadas de materia de por sí, tienen tantos contenidos, que por los conceptos religiosos se pasa muy por encima".

Cabría preguntarles también a muchos padres que son ateos o agnósticos por qué no explican a sus hijos los rasgos del cristianismo, simplemente desde el punto de vista histórico y tradicional, porque no por ello tienen que estar inculcándoles ninguna creencia. También es verdad que el tema trasciende la escuela y la familia. Es una cuestión social.

ANULAR LA TRADICIÓN Josep Mª Escolà, profesor de Cultura clásica de la Universitat Autònoma de Barcelona, insiste en la necesidad de dominar las cuestiones de base religiosas ("que no quiere decir profesar alguna fe") y carga contra el laicismo radical que intenta borrarlas: "No se puede anular una tradición".