Los negociadores de la cumbre del clima de Copenhague intentaron ayer redactar un nuevo borrador de acuerdo para que todas las delegaciones se sientan satisfechas y lo puedan firmar, pero fue imposible porque le pasó lo mismo que a las propuestas anteriores: fue rechazado.

Esta vez, las causas del bloqueo fueron las diferencias en el seno del G-77, un grupo heterogéneo formado por 130 delegaciones entre las que se incluyen los países pobres, pero también otros de rentas medias y potencias emergentes. "No hay manera de que se pongan de acuerdo. Todo se retrasa una y otra vez", manifestaron miembros de la delegación europea.

Ni la reunión de ministros ni la llegada de los primeros líderes mundiales a Copenhague han logrado desatascar las negociaciones. El problema es que la cumbre debe congeniar los intereses generales de la Tierra y los intereses individuales de 192 países, un equilibrio realmente difícil de conseguir. No es lo mismo Venezuela, con una economía muy dependiente del petróleo, que las islas del Pacífico, que ven cómo las aguas ya están salinizando sus escasos recursos hídricos. Unos quieren más, aun a riesgo del fracaso absoluto, y los otros se conformarían con algo inferior si está acompañado de una ayuda financiera "razonable", según otras fuentes.

MOLESTOS A los países del G-77 les molestó mucho que la presidencia danesa presentara un nuevo borrador de consenso cuando el anterior --que era un fracaso anunciado-- todavía se estaba negociando. El bloqueo del G-77 impidió, entre otros aspectos, una práctica habitual en situaciones de crisis: que 25 líderes mundiales, representantes de los demás, se reúnan para buscar una solución urgente.

La posición de EEUU y China, que suman juntos el 41% de las emisiones mundiales de CO2, será fundamental. "De su voluntad depende el éxito o el fracaso de los esfuerzos de mantener el calentamiento global por debajo de dos grados", dijo en nombre de la UE el ministro sueco de Medioambiente, Andreas Carlgren. "Deben dar un paso adelante", añadió el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.

FÓRMULAS COMPLEJAS En los asuntos trascendentales habrá que buscar fórmulas complejas. Una podría ser, por ejemplo, que la comunidad internacional acepte la actual propuesta estadounidense de reducción de emisiones a cambio de dinero y un compromiso a largo plazo, hasta el año 2050. Asimismo, es posible que se fije un objetivo global para que todas las potencias emergentes limiten el crecimiento del CO2, pero que los detalles nacionales de cada una se pacten en reuniones posteriores a Copenhague. Todo el mundo espera también que Obama presente en el plenario una cuantiosa ayuda de urgencia para la mitigación del cambio climático en el Tercer Mundo, aunque no se acuerde por completo la contribución a largo plazo. También se debe decidir hasta qué punto pueden usar los países ricos la compraventa de emisiones, es decir, lograr los objetivos pagando a los que cumplen con creces.

En definitiva, hay muchos flecos y el equilibrio es muy difícil.

El que más claro lo tiene es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que atribuyó el cambio climático a los perniciosos efectos del capitalismo: "El socialismo --dijo en un discurso incendiario-- es el único camino para la salvación del planeta. El capitalismo nos lleva al infierno. Bienaventurados los pobres porque de ellos será el reino de los cielos". Chávez, que empleó mucho más de los tres minutos reglamentarios, exhortó a los países ricos a trabajar "sin dobles agendas, con la verdad por delante". "Si el cambio climático fuera un banco, ya lo habrían salvado".

LA DELEGACIÓN ESPAÑOLA "La situación es delicada, debemos tener los pies en la tierra, pero en ningún momento empezar a hablar de acuerdos descafeinados, porque podría cundir el pánico", manifestó la ministra española de Medio Ambiente, Rural y Marino, Elena Espinosa.

Fuentes de la delegación española se mostraron confiadas en que pueda alcanzarse un buen acuerdo, aunque reconocieron que "las cosas se han complicado más de lo esperado y habrá que emplearse más a fondo" para lograr el pacto.