La heroína, droga repudiada como adicción maldita de pobres y marginados, con 82.000 “viejos supervivientes” tratados con metadona y otras tantas vidas segadas desde 1985, “repunta de manera ligera pero preocupante y por vía fumada”. El diagnóstico fue realizado ayer por la epidemióloga Carmen Moya, directora del Plan Nacional sobre Drogas (PSND), nacido hace 25 años para hacer frente a los estragos del caballo. Según el informe del organismo del Ministerio de Sanidad, el consumo de heroína con jeringuilla ha quedado arrinconado en el 12% del total. Ahora el 77% la fuman y otro 9,8% la inhalan.

Los últimos datos de Sanidad cifran el aumento del consumo en los dos últimos años en solo un 0,1%, pero esta décima se traduce en que 30.000 españoles de 15 a 64 años se han apuntado a esta droga que parecía en declive. O lo que es lo mismo, la han consumido en el último mes.

Para Moya, la causa principal es que los jóvenes desconocen los estragos de esta droga, que ha bajado su precio más de un 20% en dos años y que se presenta en forma de polvo blanco o color café, inodoro y fino. Tampoco saben que su capacidad de adicción es tal que engancha a una de cada cuatro personas que la prueban y que “es destructiva con todos los sistemas del organismo”, resumió ayer el psiquiatra Julio Bobes. Carlos Álvarez Vara, miembro de la comisión clínica que ha elaborado el informe del PSND, apuntó que al repunte han contribuido los consumidores de cocaína, “señoritos distinguidos, con corbata y trabajo fijo”, que después de “ponerse hasta arriba los fines de semana” recurren a la heroína para poder frenar el acelerón del polvo blanco y tratar de evitar la excusa del “catarro de los lunes”. H