El ministros belga de Justicia, Stefan De Clerck, ha defendido hoy la actuación de la justicia y la policía durante los registros masivos realizados el pasado 24 de junio en la investigación sobre los casos de abusos de menores por parte del clero belga y que se habían silenciado durante las últimas décadas. Las declaraciones del ministro coincidieron con una nueva andanada de críticas del Vaticano, en esta ocasión directamente ya del Papa Benedicto XVI.

De Clerck, en intervenciones ante las distintas cadenas televisivas belgas, ha desmentido las acusaciones del Vaticano de que los obispos que se hallaban reunidos en conclave en el palacio episcopal de Melines, en el momento del registro hubieran sido «maltratados» por la policía y privados de comida y bebida durante nueve horas.

El portavoz de palacio episcopal de Melines ha confirmado que los obispos habían podido comer y beber normalmente durante las horas que permanecieron bloqueados en el edificio y que «habían sido bien tratados».

PROTESTA DEL PAPA

El Papa Benedicto XVI ha enviado hoy una misiva al obispado belga para expresar su «solidaridad» y «tristeza» ante «las modalidades sorprendentes y deplorables» de los registros efectuados en la sede eclesial.

El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, comparó previamente la actuación belga con las prácticas de «los viejos regímenes comunistas» y ha denunciado que los obispos belgas habían permanecidos «secuestrados» durante nueve horas y «sin poder comer ni beber».

De Clerck ha calificado de «excesivas» las protestas vaticanas y ha subrayado que estaban basadas en informaciones falsas, como se ha demostrado. «No hay que convertir en un incidente diplomático» la actuación normal de la justicia, ha dicho el ministro.

De Clerck, que había suscrito un acuerdo con la Iglesia para que la comisión eclesial sobre los abusos se encargara de seleccionar los casos que se denunciarían en los tribunales, se distanció ayer de esa comisión ante las pruebas apabullantes sobre abusos de menores silenciados por la Iglesia que está acumulando la justicia. «Esa comisión se estaba tomando demasiado tiempo», ha indicado De Clerck.

PACTO DE SILENCIO

Diferentes testimonios muestran que como mínimo en 50 casos el anterior primado de la Iglesia belga, el cadenal Godfired Dannels, estaba plenamente informado de esos abusos de menores cometidos por miembros del clero y que se negó a actuar.

Antigos miembros de la comisión eclesial belga sobre abusos aseguran que el actual Papa, cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger y máximo responsable de la Doctrina de la Fe, envió una misiva al obispado belga en la que amenazaba con excomunión a quien no guardara silencio sobre los casos de abusos de menores por parte del clero.