El año pasado por estas fechas, hubo algún día en el que hasta 2.000 inmigrantes ilegales desembarcaban exhaustos en Canarias en apenas 24 horas. Un drama humano que un conjunto de diversos factores parece haber mitigado. La crisis económica, la contundente presión policial, y el buen resultado de los convenios con los países de origen que permiten una repatriación inmediata de los recién llegados han contribuido a que la avalancha de inmigrantes irregulares haya caído en picado en lo que llevamos de año. Un dato pone en evidencia el descenso: en casi ocho meses del 2010, solo han llegado a las costas de Canarias seis pateras con un total de 20 inmigrantes.

Las cosas están cambiando pero no por ello se puede bajar la presión policial. Lo aseguró ayer el comandante Eduardo Lobo Espinosa, responsable del nuevo centro de coordinación con el que la Guardia Civil gestionará los efectivos terrestres y marítimos que dedica a la lucha contra el tráfico de personas. Y de paso contra el comercio ilegal de estupefacientes, ya que las mafias de las drogas utilizan en muchas ocasiones las mismas vías de entrada a Europa.

En todo el año pasado llegaron a las costas españolas 7.299 inmigrantes. En lo que llevamos de año han llegado 1.334. Y aunque es cierto que el verano es el momento de más tránsito de pateras, los indicios indican que el descenso es muy considerable. A pesar de todo, el comandante Lobo insiste en la necesidad de mantener la presión. H