La directora de cine Isabel Coixet siempre ha sentido fascinación por la cultura nipona, una atracción que ha dejado pinceladas en sus trabajos de cine y publicidad e incluso en sus videoclips. Ayer, la cineasta rememoró sus idas y venidas a Japón poniendo a la venta sus fotografías del país del sol naciente con el objetivo de contribuir a la reconstrucción de una escuela en Sendái, una de las ciudades más devastadas por el terremoto y el posterior tsunami que asolaron la zona a principios de marzo y causó miles de muertos y afectados.

Durante toda la tarde, mientras miradas curiosas contemplaban las imágenes colgadas en las paredes de la galería Raiña Lupa Ediciones de Barcelona, se pudo escuchar la música seleccionada por el disc jockey Chop Suey (expareja de la cineasta y padre de su hija), ver cintas japonesas antiguas y privadas de la propia Coixet y saborear una suculenta degustación de sushi. Entre las 60 fotos y 20 collages que forman Polaroids for Japan (cuestan a partir de 140 euros), había un retrato del reputado fotógrafo japonés Araki Nobuyoshi, muestras de una particular visión de la noche de Tokio y de la naturaleza en distintos rincones de la ciudad, e infinidad de trazos y siluetas propias de la vida cotidiana nipona.

AMBIENTE ORIENTAL En todo el local se respiraba la pasión que siente la directora de La vida secreta de las palabras por lo asiático y en especial por lo japonés. De hecho, su productora se llama Wasabi, la misma palabra que utiliza como alias en internet.

Este interés nació hace muchos años gracias a las obras de la joven escritora Banana Yoshimoto y a las lecturas de Yukio Mishima, y fue acrecentándose con las novelas de Haruki Murakami, a quien conoció en persona hace años y que hace unos días recibió el Premi Internacional Catalunya. Su relación es estrecha, como demuestra el hecho de que el escritor pasó por casa de Coixet.

El medio año que pasó entre japoneses y europeos en la capital japonesa con motivo del rodaje de su última película Mapa de los sonidos de Tokio, versión cinematográfica de la novela Tokio blues del galardonado Murakami, que protagonizan Sergi López y la japonesa Rinko Kikuchi, también fue crucial para Coixet. "Lo que me gusta de Japón es la mezcla, un poco como ocurre en nuestra propia cultura, de la prudencia y del ardor, en la que de repente hay algo sensual que lo destruye todo, saliéndose de las pautas y de la educación", ha afirmado en diferentes ocasiones la cineasta catalana.