Cada año se diagnostican en España novecientos nuevos casos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad que sufren 2.500 personas en este país y sobre la que solo existen cinco unidades especializadas, todas ellas en la Comunidad de Madrid. Ante la celebración mañana del día internacional de la ELA, la Sociedad Española de Neurología anima a seguir dedicando esfuerzos a la investigación, ya que, en los últimos quince años, no se ha descubierto ningún tratamiento nuevo. La ELA, también conocida como enfermedad de Lou Gehrig, es una patología degenerativa del sistema nervioso, progresiva, incurable y fatal que ataca a las células nerviosas encargadas de controlar los músculos voluntarios y que evoluciona hasta la parálisis completa. Puesto que las causas de la ELA son desconocidas y no existe tampoco un tratamiento eficaz para detener su curso, la SEN hace hincapié en la importancia de seguir potenciando su investigación así como de desarrollar más unidades especializadas en España. "En lo últimos 15 años no se ha descubierto ningún tratamiento nuevo para esta enfermedad y sólo disponemos de un fármaco con la indicación específica para tratarla y con unos efectos muy limitados", ha asegurado Antonio Guerrero, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Neuromusculares de la SEN. Por ese motivo, ha insistido en la relevancia de avanzar en aspectos del tratamiento sintomático y paliativo con la finalidad de conseguir una mayor calidad de vida de los pacientes. La ELA es una de las enfermedades neuromusculares más comunes en todo el mundo, la padecen personas de todas las razas y aunque afecta principalmente a adultos entre 40 y 70 años, también hay muchos casos descritos en pacientes más jóvenes. Aunque las mejoras en la atención médica y el tratamiento adecuado de los síntomas de cada paciente permiten a las personas afectadas vivir más tiempo y en mejores condiciones, la ELA no tiene cura, ha apuntado Guerrero. Además afecta solamente a las neuronas motoras, no deteriora la mente, la inteligencia, la memoria, la personalidad de la persona, ni tampoco al sentido de la vista, gusto, olfato, oído o tacto de los pacientes, lo que la convierte en una de las enfermedades neurológicas "más crueles". "Esta enfermedad es un reto permanente para todos los profesionales sanitarios implicados, ya que sentimos que se puede y se debe hacer más", ha argumentado el experto. En su opinión, sólo con el esfuerzo común y coordinado de instituciones, personal sanitario y la sociedad en general, se conseguirá que los pacientes tengan una calidad de vida adecuada así como acceso a las mejores opciones terapéuticas. Guerrero ha insistido en la necesidad de que haya más unidades especializadas, porque los pacientes de ELA necesitan de la valoración y seguimiento de los especialistas para tratar la dolencia como requiere en sus diferentes etapas, siendo primordial un buen apoyo psicológico que incluya a cuidadores y familiares.