Inesperadamente esta mañana Benedicto XVI ha entrado en la basílica vaticana a bordo de una plataforma móvil para atravesar el templo --unos cien metros-- sin tener que caminar. Ha producido una cierta impresión ver a Joseph Ratzinger, de 84 años, caminar como lo hizo Juan Pablo II en los últimos años de pontificado, cuando ya estaba bastante enfermo. El portavoz papal, el jesuita Federico Lombardi, ya lo había anunciado el sábado, pero aún así ha sido una sorpresa.

“Para aliviar su cansancio”, había dicho, subrayando que no se trataba de “ninguna prescripción médica”. El portavoz añadió que la plataforma proporcionaba una mayor seguridad al papa en sus desplazamientos y que le permite, además, no acercarse demasiado a las vallas que le separan de los fieles. Al mismo tiempo, la plataforma móvil permitiría ofrecerle una “mayor seguridad” frente a algunos devotos, que en más de una ocasión han saltado las vallas y se han arrojado encima del papa.

Es la primera vez que Benedicto XVI la utiliza. Por lo que se sabe, el papa tiene desde hace años problemas de circulación sanguínea y ha sufrido algunos ligeros derrames, para alguno de los que, cuando era cardenal, tuvo que ser hospitalizado. De esta manera “ahorra energías”, han explicado en el Vaticano.

El primero que utilizó una plataforma fue Juan Pablo I, que sufría de graves problemas de circulación cuando fue elegido, hasta el punto que fue un verdadero quebradero de cabeza el cambio de las xirucas que llevaba siendo patriarca de Venecia por los zapatos que tuvo que calzar en Roma tras ser elegido. Juan Pablo II usó también la plataforma durante varios años.