El ritual fue similar: tras la lectura de las actas del jurado por parte del presidente ejecutivo de los Premios Rey Jaume I, el profesor Santiago Grisolía, los seis galardonados recogían la medalla de oro y el diploma de manos de la Reina y recibían los fuertes aplausos de los asistentes.

La voz de agradecimiento de los científicos premiados la puso la catedrática y doctora en Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela, María José Alonso, para agradecer el impulso de los premios al progreso científico. Mostró su deseo de que los avances científicos permitan contrarrestar “una crisis que corre el riesgo de acrecentar las diferencias económicas y sociales”. Si la crisis económica centró los discursos del resto de autoridades que intervinieron en el acto, la portavoz de los seis galardonados no fue menos. “Sobre el científico y el emprendedor recae el reto de potenciar con nuestros descubrimientos e iniciativas el desarrollo económico de nuestro entorno y, por otro lado, procurar la búsqueda de soluciones a los problemas que acucian a los más desfavorecidos”, proclamó Alonso.

María José Alonso lamentó que, pese a ocupar España un puesto notable en el mapa científico mundial, sigan perpetuándose las dificultades para captar y retener el talento investigador. “Somos conscientes de que el premio que hoy recibimos es un reconocimiento a nuestros mentores y de forma especial a nuestros discípulos”, enfatizó para señalar la principal motivación de la comunidad científica. “No hay sentimiento más gratificante que el de descubrir y crear, y más aún cuando se hace de forma cooperativa”, remató. H