A bordo de un cohete ruso Soyuz cargado con dos satélites, la Agencia Espacial Europea (ESA) alumbró ayer el sistema de navegación Galileo, un ambicioso proyecto aeroespacial de uso civil que a partir del 2014 empezará a competir con el estadounidense GPS, de concepción militar.

La nave Soyuz, la primera en la historia en despegar desde la Guayana francesa, colocó los satélites, de 700 kilos cada uno, en una órbita de 23.000 metros de altitud. El lanzamiento, que tuvo que retrasarse la víspera por una anomalía en la última fase de llenado de los tanques de combustible con queroseno y oxígeno líquido, supone el despertar de una “nueva era” en la cooperación espacial entre Europa y Rusia, destacó el director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain.

La constelación Galileo supondrá una inversión total de más de 10.000 millones de euros para tener operativos los 30 satélites del sistema en el 2020, aunque sus aplicaciones empezarán a funcionar dentro de tres años.

El sistema europeo ofrecerá servicios compatibles con el GPS y Glonass y se aplicarán en ámbitos como la gestión del transporte, la sanidad, la agricultura y la pesca, así como áreas menos generales, como la movilidad de las personas mayores u operaciones de búsqueda y rescate.

Sus prestaciones supondrán un retorno a la “economía real” de 90.000 millones de euros en total, según los promotores. H