El martes, recién aterrizado de Sudán, ofrecía una conferencia en el prestigioso Council of Foreign Relations en Nueva York. El miércoles testificaba ante el Congreso y luego se ponía de gala para ir al banquete ofrecido en la Casa Blanca por los Obama a los Cameron. El jueves era recibido en el Departamento de Estado por la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton. Y ayer se dejaba detener en Washington como parte de un acto de desobediencia civil frente a la embajada de Jartúm en la capital estadounidense.

George Clooney, involucrado desde hace años en el activismo político y con una mirada especialmente puesta en Sudán, ha hecho todo lo posible para llamar la atención y pedir respuesta a las tragedias políticas y humanitarias en el país africano. Fue, por ejemplo, uno de los mayores críticos del genocidio de Darfur y de la inacción internacional. Y aunque esta semana quizá haya sido gracias a sus encuentros de altísimo perfil entre bambalinas cuando haya tenido más efecto político para incrementar la presión sobre el régimen del criminal de guerra Omar al-Bashir, un fugitivo buscado por el Tribunal Penal Internacional, fue con su detención ayer junto a su padre, Nick, y políticos, activistas y líderes religiosos con lo que logró que la atención mediática se volviera hacia Sudán.

En las escaleras de la embajada africana, antes de ser esposado con una de las típicas ataduras de plástico, Clooney usó sus dotes de comunicador y aprovechó esa atención que pocos activistas pueden lograr. "Necesitamos que se permita inmediatamente la entrada de ayuda humanitaria antes de que se convierta en la peor crisis humanitaria del mundo", dijo enérgico y serio el director y protagonista de Los idus de marzo. Unos 100 manifestantes le habían acompañado en la protesta, que atrajo a decenas de reporteros, ante los que Clooney también pidió: "Que el gobierno de Jartúm deje de matar aleatoriamente a sus hombres, mujeres y niños. Dejen de violarlos y de matarlos de hambre. Es todo lo que pedimos", concluyó.

Clooney ha fundado junto a John Prendergast el grupo Enough Project (Proyecto basta), y parte de su acciones incluyen una colaboración con Harvard para analizar imágenes de satélite que confirman los bombardeos indiscriminados de aviones del régimen sudanés en zonas de población civil en el área de las montañas Nuba, en Kordofán sur, que el actor acaba de visitar. Allí escapó de un bombardeo por los pelos, contó hace unos días. Esos ataques y el bloqueo de ayuda humanitaria que Al-Bashir lleva meses aplicando en Kordofán y en la región del Nilo Azul amenazan con llevar a la hambruna a medio millón de personas.

El intérprete consiguió ayer, por ejemplo, que la embajadora de Washington ante la ONU, Susan Rice, con la que también se vio esta semana, tuiteara: "Comparto la indignación de George Clooney por lo continuos bombardeos, ataques de misiles y amenaza de hambruna en Kordofán sur. Debe parar".

Y al escribir Clooney y Sudán en el buscador de noticias de Google, aparecían ayer unos 4.000 resultados.