El autor del estudio identifica 14 factores importantes que contribuyen “directa y positivamente” a la felicidad de los sacerdotes, entre los que destacan su capacidad para mantener una paz interior, las prácticas espirituales --celebración de la Eucaristía, oración, lecturas, el sacramento de la Penitencia-- y, sobre todo, la relación con Dios. En cualquier caso, también se apunta como fundamental la relación personal del sacerdote con los obispos, sus compañeros de trabajo y los laicos. Además, asegura que cuando un sacerdote asume su celibato como “una llamada de Dios” y como “una gracia personal a pesar de los desafíos”, es mucho más probable que sea un sacerdote feliz. “Los curas son felices porque les gusta lo que hacen, ayudan a la gente y tienen muchas amistades con sacerdotes y laicos”, añade.