Siete muertos, 51 heridos, uno de ellos grave y 3.000 personas sin techo. Son las consecuencias humanas de un terremoto de 5,9 grados de la escala Richter que en la madrugada de ayer se produjo cerca de Módena, en la región italiana de Emilia-Romagna. El seísmo destrozó, además, el ingente patrimonio artístico de la región --torres, castillos, palacetes e iglesias románicas--, que se remonta a los siglos XIII y XIV.

El epicentro tuvo lugar en el pueblo de San Felice sul Panaro, en la provincia de Modena, a 36 kilómetros al norte de Bolonia, aunque afectó también a las vecinas regiones de Lombardía (Milán) y Veneto (Venecia). El temblor se produjo a las 4 de la madrugada, a cinco y seis kilómetros de profundidad. Por la tarde hubo una réplica de 5,1 grados que agravó los daños.

Despertados súbitamente en la madrugada, los habitantes de toda la región se echaron a la calle, donde siguieron durante toda la pasada noche. Protección Civil preparó comida para todos ellos.

Cuatro de los muertos perecieron en una planta de fabricación de cerámicas y otra de polisterolo. Los otros tres son mujeres, una de ellas de 103 años, a la que cayó una cornisa encima mientras huía por sus pies de su casa. La segunda, de 37 años, era una alemana, que tuvo un fatal ataque de pánico, como la tercera, de 83 años, fallecida por un ictus.

Vittoria, una niña de 5 años, se salvó milagrosamente gracias a un error. La madre de la niña, que había quedado atrapada bajo escombros, llamó repetidamente a los colapsados servicios de emergencia y en una de las veces se equivocó de número. Le salió un antiguo médico de familia, que trabaja en Nueva York. Este alertó a la comisaría central de Roma, que a su vez se puso en contacto con Protección Civil. A la niña le quedaron dos rasguños en la cara.

Dos hospitales, una residencia para ancianos y una prisión fueron evacuados y particularmente afectadas resultaron las empresas agrícolas. Las autoridades se interrogan ahora sobre la resistencia de los edificios antiguos, que soportaron varias decenas de terremotos a lo largo de los años y que contrasta con la fragilidad de las nuevas plantas industriales, donde murieron los cuatro obreros.

Cuando se hayan realizado los controles de rigor, se descubrirá que el patrimonio artístico de toda la zona ha sido gravemente dañado. Una nota del ministerio de Cultura confirmó que “los daños al patrimonio cultural resultan notables”. En su mayoría son edificios civiles y religiosos de mitad y final de la Edad Media.

Desde Chicago, el presidente italiano, Mario Monti manifestó su dolor, prometió que “se hará todo lo que sea necesario” para recomponer la zona afectada y abandonó la cumbre de la OTAN de forma prematura y retornó. H