El asesinato en Moscú de un atractivo multimillonario ruso ha hecho palidecer a algunos miembros de la familia real británica. Mijail Kravchenko tenía 46 años. Un par de sicarios lo acribillaron el domingo de madrugada, cuando volvía a casa en su Mercedes. Una muerte instantánea, que ha resonado como un trueno en Londres. El empresario había sido el amante de la princesa Michael de Kent. Su "toyboy", como decía ayer la prensa londinense. El hombre joven con el que una mujer entrada en años se divierte. La rubia y altiva Michael tiene 67 años muy bien llevados.

Su alteza real posee ese título por estar casada con un primo de Isabel II, que también se llama Michael y es de origen ruso. La semana pasada se supo que este había aceptado en secreto 400.000 euros del oligarca Boris Berezovsky, exiliado en Gran Bretaña y enemigo del presidente Vladimir Putin.

La relación entre Kravchenko y la princesa se descubrió en el 2006, un año después de que se conocieran en una muestra de diseño. Los dos fueron fotografiados, cogidos de la mano, caminando por Venecia y dando un romántico paseo en góndola. Obligada a explicarse, Michael concedió una entrevista a la revista Hello! desmintiendo el affaire y asegurando que la cita había sido puramente de negocios. Ella y su esposo han reconocido después vivir "algo distanciados".

Kravchenko había labrado su fortuna transformando una antigua fábrica estatal de muebles en una firma de moda por valor de 160 millones de euros. En el 2001 perdió a su esposa, de 27 años, y a su hija, de siete, en un accidente de coche. La revista Cosmopolitan le había incluido en la lista de los 20 hombres "disponibles" más atractivos de Rusia.

Quizás Kravchenko tuviera fuertes deudas, pero el asesinato, por motivos que se desconocen, ha vuelto a mostrar las relaciones de los Kent con turbios multimillonarios rusos.