Quien hubiera puesto la mano en el fuego apostando porque el nombre de Clint Eastwood y el del pseudofamoso clan de las Kardashian nunca se verían juntos se habría quemado. Parte de la familia del veterano y laureado director y actor se ha metido voluntariamente en las fauces de la telerrealidad: el domingo se estrenó en Estados Unidos La señora Eastwood y compañía.

La meta confesada del programa es ayudar a Dina, la segunda esposa de Harry el sucio, a lanzar la carrera de Overtone, un grupo de sudafricanos que cantan a capella y que descubrió cuando su marido incluyó una de sus canciones en el filme Invictus. Si el precio que hay que pagar para lograrlo es abrir a las cámaras la residencia y la vida familiar en Carmel, el pueblo californiano donde el ganador del Oscar por Sin perdón y Million dollar baby fue alcalde (1986-1988), pagado está.

Aunque el apellido de referencia en Hollywood es el imán, su principal portador apenas aparece. En el primer episodio, por ejemplo, la intervención del octogenario fue de 75 segundos. Eso sí, en ese tiempo de oro pronunció una frase digna de cualquiera de sus buenos personajes: "Hay que dejar a todo el mundo en paz". Vive y deja vivir, vamos. El peso del espacio recae sobre Dina, Morgan (su hija de 15 años con Eastwood) y Francesca, de 19, fruto de una relación anterior con Frances Fisher.

Por supuesto, está la promoción de Overtone (en el primer episodio una de las tramas centrales fue la decisión de uno de sus componentes de salir del armario y declarar su homosexualidad). Y los curiosos pueden ver cómo vive la leyenda viva de Hollywood: en una amplia casa, con una animada sirvienta coreana y rodeado de muchos animales rescatados, incluyendo una enorme cerda llamada Penélope.

Saber más de Eastwood será complicado, por más que su esposa e hijas lo mencionen en un programa donde también se promocionará el novio de Francesca (el fotógrafo de famosos Tyler Shields), y por el que aparecerán personajes de apellido célebre en Hollywwood como Jade Marx, hija de Groucho casada con Dominic Ruiz, el hermano de Dina. Habrá que conformarse con temas trascendentales como la discusión familiar que provoca el antojo por un piercing.