EL VIDEOJUEGO es ya una materia tan académica como la filosofía, la sociología o los medios de comunicación. Al menos para el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Ciencias Sociales, que prefirió ayer la imaginación de Shigeru Miyamoto, el director creativo de Nintendo y autor de sagas de juegos tan conocidas como Mario, Zelda o Nintendogs, frente a los méritos de otros candidatos, como la agencia Magnum o el filósofo Edgar Morin. Para el jurado que presidía la filósofa Adela Cortina, Miyamoto es el “artífice de la revolución del videojuego didáctico, formativo y constructivo”. C. JANÉ