El dinero dedicado a educación no es un gasto sino una inversión. Partiendo de esta constatación y pese a los tiempos convulsos que corren en materia económica, la Unión Europea (UE) redoblará los esfuerzos dedicados al programa Erasmus, que este año cumple 25 años de intercambio de alumnos entre las universidades de distintos países. Mientras los presupuestos globales de la UE quedarán estancados, el capítulo destinado a educación y a las populares becas en el periodo 2014-2020 será de 19.500 millones y crecerá el 70%, anunció ayer el director adjunto de Educación y Cultura de la Comisión Europea, Xavier Prats, en la celebración del aniversario en Madrid.

La crisis, según los datos de la UE, no ha desalentado a los estudiantes españoles a la hora de hacer la maleta y marcharse a campus europeos. España fue el curso pasado el país que envió mayor número de alumnos y el que más recibió. También es líder en el global del cuarto de siglo, tiempo en el que se han desplazado tres millones de alumnos europeos. “La educación es clave. Se ha demostrado que hay un valor añadido importante”, defendió Prats, quien calculó que el esfuerzo presupuestario ayudará a más de cinco millones de estudiantes los próximos seis años.

BALANCE // “El programa no solo ha beneficiado a los estudiantes que lo han utilizado sino también a quienes no han podido viajar, porque ha tenido un gran impacto en la modernización del sistema educativo español”, subrayó Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europa y del Congreso de los Diputados e impulsor del Erasmus en 1987, en una España depauperada todavía en transición, en la que --rememoró-- “apenas 700 universitarios tenían becas internacionales”.

Marín definió el programa como uno de los mejores ejemplos de la construcción de Europa y defendió que pasar al menos un año en centros de otros países debería ser obligatorio para todo universitario. A su juicio, hay que acabar con el estereotipo y evitar que esta beca se asocie con la “juerga y el botellón” , ya que este fenómeno no depende de la naturaleza de la ayuda. No obstante, se mostró partidario de exigir un mayor rendimiento a los beneficiarios y un mayor esfuerzo a los profesores.

Adelaida de la Calle, presidenta de la Conferencia de Rectores (CRUE), reconoció que hay que ser más exigentes con el control de este programa, un instrumento clave en estos momentos para, además de formar, impulsar la movilidad laboral y combatir el alto desempleo juvenil.

El futuro del programa también plantea si debe haber más becas con menos dinero o menos ayudas y más sustanciosas.

El dilema toca de lleno a España, donde el Ministerio de Educación ha rebajado el 41% su presupuesto para las becas en el extranjero el próximo curso. No obstante, el departamento dirigido por José Ignacio Wert confía en que España mantendrá el liderazgo de participación en Erasmus, ya que espera que la Comisión, como ha pedido el propio ministro, dé la vuelta al método actual de reparto de fondos, de forma que el volumen de participantes compute el 75% y el número de estudiantes de enseñanza superior de un país el 25%. H