Cada vez son más las empresas y los gobiernos, incluidos los occidentales, que tratan de filtrar la información que se cuelga en la red, según se desprende del último informe de transparencia de Google. En el último semestre de 2011 se produjo un aumento "alarmante" de las solicitudes de organismos públicos y de empresas con derechos de autor para eliminar contenidos de su buscador de Internet o vídeos de Youtube. Google dice haber cumplido con el 65% de las solicitudes apoyadas en órdenes judiciales y un 47% de las peticiones informales.

"Los datos son alarmantes, no solo porque la libertad de expresión está en peligro, sino porque algunas de estas solicitudes proceden de países poco sospechosos, democracias occidentales a las que no se suele asociar con la censura", escribió Dorothy Chou, una analista de Google, en un blog que acompaña al informe.

La compañía aporta diferentes ejemplos para ilustrar sus decisiones y el tipo de solicitudes que recibe. Decidió mantener, por ejemplo, seis vídeos de Youtube donde "se ironizaba" sobre oficiales del Ejército pakistaní u otro video en el que un ciudadano canadiense orinaba sobre su pasaporte y después lo tiraba al retrete.

En cambio, decidió restringir el acceso a varios vídeos que, según las autoridades alemanas, violaban las leyes sobre la protección de la infancia y canceló cinco cuentas de usuario en Gran Bretaña que, a ojos de la policía, se utilizaban para promocionar el terrorismo.

En el caso de España, Google recibió 43 solicitudes entre julio y diciembre del 2011, frente a las 187 de EEUU. La compañía cumplió con todas aquellas que venían apoyadas en órdenes judiciales y con un 37% de las restantes. Entre las peticiones denegadas se incluyen 14 solicitudes por parte de la Agencia de Protección de Datos. "Los reguladores españoles nos pidieron que quitaramos 270 resultados de búsqueda con enlaces a blogs y artículos de prensa que hacían referencia a individuos y cargos públicos, incluyendo alcaldes y fiscales", dice el documento. "Hemos denegado estas solicitudes".

Quizás sin quererlo, Google se ha convertido en uno de los árbitros indispensables de la censura en el mundo, con un poder trasnacional superior al de muchos tribunales. Cada día recibe cientos, sino miles, de solicitudes para eliminar contenidos que supuestamente violan las leyes nacionales o rebasan los márgenes concedidos en distintos países a la libertad de expresión. "Las leyes son diferentes en cada país y nosotros intentamos encontrar un equilibrio enre el respeto a las leyes locales y la censura", dijo Chou a la revista estadounidense The Atlantic.

La pregunta es cómo lo hace. "Tenemos varios métodos para evaluar una solicitud. Lo primero que hacemos es comprobar si se ha presentado por escrito. ¿Procede además de la autoridad pertinente? ¿Cita una ley que haga referencia al asunto esgrimido? ¿Es lo suficientemente específica y detallada?", explicó Chou.