Ni las decenas de autobuses ni los cientos de personas previstos, salvo los numerosos periodistas acreditados. Isabel Pantoja vivió el comienzo de su juicio por supuesto blanqueo de dinero con el tibio respaldo de unos 30 fans que quisieron apoyarla en uno de sus momentos más bajos con gritos de ánimo en la Audiencia Provincial de Málaga.

La cantante, muy delgada según sus seguidores y parapetada tras unas enormes gafas de sol, fue recibida a las puertas de la sala de vistas por su expareja, Julián Muñoz, con quien se limitó a cruzar un cortés saludo. Luego, cada uno a una punta. Maite Zaldívar, la exmujer de este, llegó en el último minuto, dejando con las ganas de un encuentro a tres bandas a funcionarios y espontáneos que se acercaron al pasillo a curiosear.

"Era el momento que más temía", explicaba Manuela, presidenta del club de fans de Córdoba, que fue incluso con muleta. La cantante tuvo suerte y abogados insistentes, y consiguió sentarse en el banquillo alejada del otrora matrimonio evitando la foto del morbo. Sin duda, era la fotografía más buscada

Con la mirada perdida en el suelo, la cantante parecía no escuchar cómo su defensa pidió la "nulidad radical" del caso por haberla investigado de forma "inquisitorial", "sin indicios", y por la, según su abogado, "injustificada exposición mediática de la publicación de su ficha policial". El letrado denunció un "trato degradante" hacia su defendida y dijo que se han vulnerado los derechos fundamentales de Isabel Pantoja.

La causa que se juzga en la Sección Segunda de la Audiencia de Málaga es una pieza separada del conocido como Caso Malaya, contra la presunta trama de corrupción en Marbella. De hecho, el abogado de Julián Muñoz, exalcalde de la localidad, ha pedido la suspensión del juicio hasta que haya sentencia firme en la vista principal, en la que también está imputado.

Previsiblemente, el juicio quedará aplazado hoy y en octubre comenzarán las declaraciones. Entonces, Isabel Pantoja volverá al banquillo de los acusados.