Los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) prometieron ayer seguir en sus países el dictado del Papa Francisco, que les conminó a seguir el ejemplo de Jesús y servir a los más necesitados. “Evangelizar significa testimoniar el amor de Dios, significa superar nuestros egoísmos, significa servir, inclinándonos para lavar los pies de nuestros hermanos, tal como hizo Jesús”, dijo Francisco en su homilía ante unos tres millones de personas que abarrotaron la playa de Copacabana de Río de Janeiro.

El mensaje del Papa argentino caló entre los peregrinos latinoamericanos, que aseguraron que pretenden reproducir en sus lugares de origen las enseñanzas de toda esta semana de la JMJ, que ayer ponía punto y final.

Durante la misa muchos grupos de peregrinos todavía no habían desmontado las tiendas de campaña, instaladas en la arena o sobre el asfalto del paseo marítimo. Algunos jóvenes, vencidos después de una semana intensa de actividades, se durmieron a ratos durante la misa oficiada ante una multitud en la playa.

Muchos peregrinos se mostraron entusiasmados tras el anuncio del Papa de que la próxima edición de la JMJ tendrá lugar en Cracovia (Polonia) en 2016.

Una noticia que se vivió con mucho entusiasmo por parte de los polacos congregados en Río de Janeiro, que estallaron de júbilo instantes después de escuchar las palabras del pontífice. H