Un nuevo temblor de tierra, esta vez de 4,2 grados en la escala de Richter, se ha registrado este martes de madrugada ante la costa de Castellón, en la misma zona en la que desde hace unos días se realizan trabajos de inyección de gas en la planta de Castor.

El seismo no ha causado daños, según explica el Institut Geològic de Catalunya. Se ha producido a las 5.30 de la mañana y se ha podido percibir también en las Terres del Ebre. El almacén de gas subterráneo Castor está situado frente a las costas de Vinaròs, en Castellón.

Dos horas antes, se había producido otro terremoto, de 2,9 grados, pero no ha sido percibido por la población.

En total, con estos, solo este martes suman ya más de 20 seísmos registrados en el Golfo de Valencia, en el entorno del almacén subterráneo, según datos del Instituto Geográfico Nacional.

El proyecto Castor, gestionado por la empresa Escal UGS con una inversión de 1.200 millones de euros, trata de aprovechar un antiguo pozo petrolífero a 1.750 metros de profundidad bajo el nivel del mar para suministrar hasta un tercio de la demanda de gas del sistema durante 50 días, pero, al parecer, la inyección de gas ha provocado desde el pasado 13 de septiembre casi 300 seísmos, la mayoría de baja intensidad.

El vocal del Colegio del Colegio de Geógrafos de España Jonathan Gómez Cantero ya alertó este lunes que los microseísmos producidos por la actividad de la planta de Vinaròs estaban aumentando en frecuencia e intensidad.

El Ministerio de Industria ordenó el pasado 26 de septiembre el cese temporal de la actividad de extracción de gas en la planta para investigar las causas del aumento de la actividad sísmica en la zona.

Aunque en la planta no se estaba produciendo extracción en esos días, Gómez Cantero ha asegurado que no es necesario que se esté extrayendo gas para que los seísmos estén relacionados con la actividad de Castor.

Desde que se conoció la orden ministerial la intensidad de los sismos ha ido en aumento y ayer se registraba un seísmo de 3,9 grados en la escala Richter, que había sido el de mayor intensidad hasta que ha sido superado por el de la pasada madrugada, de 4,2.

Según Gómez Cantero, quien también es asesor en la ONU, nos encontramos ante una situación "no controlada" por lo que es necesario "mantener la alerta".

Estos movimientos sísmicos podrían tener consecuencias en la zona y, según Gómez Cantero, afectar a la costa y al fondo marino, donde se pueden producir "deslizamientos submarinos", ya que además la zona es propensa a este tipo de fenómenos geológicos debido a la proximidad con el delta del Ebro, donde el terreno es arcilloso y a la naturaleza kárstica del entorno.