El Juzgado de lo Penal número 2 de Santander ha impuesto una pena de nueve años de prisión por abusar de tres alumnas de un colegio de Mataporquera al profesor que fue condenado a 30 años de cárcel por abusar de diez alumnas en el centro educativo de Santander en el que ejerció después.

Raúl A.M fue condenado el pasado junio a 30 años y seis meses de cárcel por la Audiencia de Cantabria por abusar de diez niñas, de entre 7 y 11 años, en seis de los casos de forma continuada.

Durante el juicio por estos abusos, se hizo público, a través del testimonio de la directora de Mataporquera, que alumnas de este centro también se habían quejado de que el profesor las había tocado, denuncias que se produjeron cuando ya no era docente de este colegio y ya ejercía en el de Santander.

Tres meses después de la sentencia de la Audiencia, que no es firme, el Juzgado de la Penal número 2 de Santander le condena a nueve años de prisión por tres delitos continuados de abusos a otras tres niñas, que entonces tenían 10 años, dos de ellas, y 11 la tercera.

También le impone seis años de inhabilitación para ejercer cualquier actividad docente por cada uno de los delitos, le prohíbe comunicarse con las víctimas por cualquier medio durante cinco años y le condena a pagar 30.000 euros en indemnizaciones por daños morales a sus tutores legales.

El Juzgado de lo Penal considera probado que Raúl A.M hizo tocamientos en las zonas genitales "cuando menos" a tres alumnas en varias ocasiones durante el curso 2009/2010, en el que ejerció de profesor interino de inglés.

Y señala que el profesor tenía "un plan preconcebido" y había seleccionado al menos a tres niñas, a las que castigaba a quedarse en el aula en la que realizaba los tocamientos, a veces solas y otras acompañadas de las menores que había elegido.

Según la sentencia, además les amenazaba con que si contaban lo que estaba pasando "se atuvieran a las consecuencias", lo que "generaba temor en las menores que comentaban entre sí lo que el acusado les hacía en el recreo y lo silenciaban a sus padres", relata.

Sin embargo, durante el curso una de ellas se lo contó a su madre, que acudió al centro para entrevistarse con su tutora y comunicarle lo que le había ocurrido su hija.

Entonces se informó a la dirección de colegio pero como, según la conversación que mantuvieron la madre y la tutora, "al parecer" en el momento de la denuncia "los hechos ya no pasaban", no se les dio importancia y las consecuencias fueron "únicamente" una entrevista con el acusado.

En esa entrevista se le indicó que "tuviera especial cuidado con la menor, que le molestaba que la tocaran y que no lo hiciera más", recoge la sentencia.

Señala también que la conducta del profesor cesó cuando dejó el centro al finalizar el curso y continuó su actividad como interino en el colegio de Santander.