La diseñadora Amaya Arzuaga es el nuevo Premio Nacional de Diseño de Moda, un galardón que recae por primera vez en una mujer y que reconoce dos décadas de trabajo creando moda de vanguardia, en pasarelas extranjeras y sin perder el pulso de la calle, toda una rara avis del panorama creativo nacional.

Arzuaga (1970, Lerma, Burgos), a quien el premio le ha pillado en Burgos por "sorpresa absoluta", reconoce que el reto de estas dos décadas ha sido crear prendas que "aúnen creatividad y vanguardia, pero que a la vez te las puedas poner", ha señalado en una entrevista con Efe Estilo.

La diseñadora es una caso insólito por atípico. Desde su primera colección tuvo claro que debía poner el acento en el extranjero y ha apoyado sus prendas de corte vanguardista y experimental en un sólido proyecto empresarial que exporta el 80 por ciento de su producción (37 países) y cuenta con más de doscientos puntos de distribución en España.

"Por desgracia, mi caso es raro. Llevo años desfilando en París, donde soy la única española: da un poco de pena, pero también hay que reconocer que es complejo, caro y difícil. El mundo de la moda está en mano de tres grupos poderosísimos, y es difícil abrirse hueco", señala la diseñadora.

Arzuaga, miembro de la Asociación Creadores de Moda de España (ACME), presentó su primera colección "prêt-à-porter" en la feria de moda de París en 1994, y desde entonces ha paseado sus diseños por las pasarelas más prestigiosas del mundo, como Milán, Londres o Nueva York, junto con las nacionales Madrid o Barcelona.

Actualmente, forma parte de los calendarios de la semana de la moda de París con la firma Amaya Arzuaga, y en la pasarela madrileña, con AA de Amaya Arzuaga.

"Donde uno está más a gusto siempre es en su casa, pero no creo que haya otra manera. Vivimos en un mundo globalizado, y la moda lo está muchísimo más. No te queda más remedio que moverte y salir", explica Arzuaga sobre su constante impulso hacia el mercado extranjero.

Su afición por la moda le viene de pequeña, ya que su madre tiene una empresa de costura de punto y su abuela también tenía taller.

A pesar de la solidez empresarial de su proyecto, reconoce que lleva unos años "complicadísimos" en los que ha habido "que hacer un auténtico encaje de bolillos para seguir adelante". Por eso, se halla "muy agradecida y encantada por el premio", en una época en que todo son "malas noticias".

Además de su línea de "prêt-à-porter", también cuenta con una colección de ropa de cama, Amaya Arzuaga Inside, otra de zapatos y los vinos Amaya Arzuaga colección, Ribera del Duero.

De hecho, Arzuaga se crió entre la moda y el vino. Su padre, Florentino Arzuaga, regenta unas bodegas de Ribera del Duero, donde produce vinos con el apellido familiar como nombre.

Para aquellos jóvenes que están empezando, la diseñadora tiene dos consejos: "Tener una identidad propia y no perder de vista la calle; que todas tus colecciones varíen, pero que todas tengan un hilo conductor; que la personalidad del diseñador se pueda apreciar: gente que hace ropa hay muchísima, pero con identidad no tanto", sentencia.

El jurado del premio, dotado con 30.000 euros, también ha valorado que Arzuaga haya sabido combinar el estilo vanguardista con la ropa de calle, "para mujeres reales", algo a lo que no atribuye mucha importancia: "Ayuda ser mujer, yo misma me pruebo la ropa y digo, 'esto funciona, esto no, con este modelo no puedo llamar a un taxi'", bromea.

El hecho de que sea la primera mujer también ha llamado la atención, en la nómina de un joven galardón que hasta ahora solo incluía a grandes trayectorias masculinas, como la de Manolo Blahnik (2012), Elio Berhanyer (2011), Paco Rabanne (2010) y Manuel Pertegaz (2009).

Entre sus próximos proyectos se encuentra un desfile en enero en la feria de moda de Hong Kong, la próxima etapa de una carrera de fondo: "Creo en los países emergentes, allí que me voy a la aventura", avanza con espíritu emprendedor.