Una nueva catástrofe aérea en Rusia se cobró ayer la vida de 50 personas, al estrellarse un avión de pasajeros Boeing 737-500 en el aeropuerto de la ciudad de Kazán, capital de la república de Tatarstán. Según datos preliminares, los 44 pasajeros y los seis tripulantes del avión de la compañía Tatarstán habrían muerto al instante, ya que el aparato estalló y se partió en varias partes tras el impacto del depósito de combustible contra el suelo.

“A juzgar por los restos del avión, difícilmente alguien ha podido sobrevivir”, indicó un portavoz de los servicios de transporte a la agencia oficial RIA-Nóvosti.

El Boeing 737, uno de los aparatos más utilizados en la aviación civil de todo el mundo, se precipitó contra la pista del aeropuerto Kazán en torno a las 19.26 hora local (15.26 GMT), al intentar retomar el vuelo tras un primer y fallido intento de aterrizaje.

Fuentes de los servicios de transporte informaron de que el aparato perdió incomprensiblemente altura al dar una vuelta al aeropuerto para volver a intentar tomar tierra e impactó con el morro contra el suelo.

El avión, que realizaba el vuelo 363 y había despegado una hora antes del aeropuerto internacional de Domodédovo (Moscú), ardió al colisionar contra el suelo.

Centenares de efectivos de los servicios de rescate, bomberos y personal sanitario se personaron en el lugar del siniestro.

La lista con los nombres de los fallecidos, entre los que figura el hijo del presidente de Tatarstán y el director regional del Servicio Federal de Seguridad (FSG, antiguo KGB), ya ha sido colgada en la terminal del aeropuerto de Kazán. El Boeing siniestrado, el más pequeño de la serie 737 (31 metros), entró en servicio en 1990 y Tatarstán, que lo explotaba en concepto de arrendamiento desde 2008, era la séptima compañía que lo utilizaba. El aeropuerto internacional de Kazán, ciudad a unos 700 kilómetros al este de la capital rusa, ha tenido que cerrar hasta el mediodía local de hoy debido al accidente. H