Las familias monoparentales masculinas suponen una “realidad emergente” en España, motivada, entre otros factores, por una redistribución de los roles familiares y el aumento del número de hombres que deciden solicitar la custodia de sus hijos tras una ruptura conyugal.

De hecho, entre el 2005 y el 2010, las familias monoparentales masculinas crecieron a un ritmo superior al de sus homólogas femeninas, lo que revela un cambio paulatino de mentalidad en los varones a la hora de vivir su paternidad. Este cambio a nivel social, cultural y personal tiene su manifestación en el ámbito legal, con el aumento de las custodias compartidas y paternas de los hijos, si bien ese crecimiento se ha ralentizado desde el 2011 por la reducción del número de rupturas conyugales durante a la crisis.

Así lo afirma la profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Murcia Manuela Avilés Hernández, cuya tesis doctoral La monoparentalidad masculina: ¿una forma familiar emergente en la sociedad española?, defendida en la Universidad de Alicante, acaba de obtener el premio de Ciencias Políticas y Sociología que convoca el Congreso de los Diputados.

Una las principales conclusiones de su investigación es que empiezan a apreciarse en España los mismos cambios sociales, legales, culturales y familiares que han propiciado en diversos países occidentales --principalmente en los anglosajones, a partir de finales de los años setenta-- el incremento de hombres que cuidan de sus hijos sin la presencia en el hogar de la figura materna.

Según Avilés Hernández, las familias monoparentales masculinas han crecido en España un 28% desde el 2005 a 2010. Este incremento ha sido especialmente evidente entre el 2006 y el 2007, momento en el que se registraron las cifras más elevadas de rupturas conyugales. En su trabajo concreta que el número de hogares monoparentales masculinos con hijos menores de 25 años en España ha pasado de 123.810 en 2005 a 157.494 en 2010.

Además, en el 2011, casi la mitad de los padres monoparentales estaba divorciado o separado (el 43,1%); el 25,8% era viudo; el 18,1% soltero, y el 13%, casado.

Desde 2011, “momento en que la crisis económica que vive nuestro país se ha hecho especialmente intensa”, comenta, el aumento de este tipo de familias en España se ha ralentizado debido al descenso en el número de rupturas conyugales, ha precisado la profesora. A su juicio, “el aumento no será una realidad clara y evidente en nuestro país hasta que finalice la crisis y hasta que las rupturas conyugales, sobre todo los divorcios, vuelvan a alcanzar las cifras de los años 2006 y 2007”.

Una de las causas que han incidido en ese cambio de mentalidad respecto a la paternidad ha sido lo que Avilés ha calificado de “redistribución en los roles familiares”: los hombres y las mujeres, sobre todo de las generaciones más jóvenes, comparten sus responsabilidades progenitoras dando lugar a “familias simétricas”. Según la profesora, de las 58.864 rupturas con hijos menores a cargo que se produjeron en 2012, se decretaron 8.598 custodias compartidas, el 14,61%. Mientras que, en el 2007, se contabilizaron 6.958 sobre un total de 71.474 rupturas, el 9,74%. H