En el marco de la peor crisis económica, inquieta especialmente la situación de los niños. Hace tiempo que los expertos lo avisan: no es solo lo que sufran, son las secuelas que arrastrarán toda la vida. Y las consecuencias que afrontará la sociedad por ello: trayectorias laborables frágiles, problemas añadidos de salud. Pero la verdad es que este discurso no tiene efecto alguno en las administraciones. Esa es la única explicación de que en los últimos tres años, en medio de una dificultad generalizada y creciente, el Gobierno central y las comunidades autónomas hayan reducido casi un 15% la inversión que hacen en políticas de infancia: 43.766 millones de euros en el 2010; 37.396 millones en el 2013.

Son datos de un informe de Unicef presentado ayer, que subraya el peso del contexto actual: un 27,5% de los menores de edad, 2.306.000 niños, vivían bajo el umbral de la pobreza en España en el 2013. Los datos para el informe proceden de Eurostat.

Unicef dedica parte del informe a apostar por un pacto de Estado que revierta la situación, que se ha ido agravando. Hay infinidad de estadísticas que lo atesoran. Sirva una citada en el estudio: el número de hogares con niños en los que todos los adultos están sin trabajo ha crecido un 290% en los últimos cinco años. Las cifras del informe son claras: en el 2007 en España, entre la Administración central y las autonómicas, se invirtieron 4.836 euros por niño. En el 2010, la fecha en la que la inversión en infancia tocó techo, se llegó a los 5.040 euros. En el 2013, la suma se redujo hasta los 4.268 euros. Es decir, por debajo, incluso de las cifras del 2007, año del inicio de la crisis económica. Las cantidades aludidas son en euros constantes, según advierte el informe, es decir, tienen en cuenta la inflación y reflejan mejor la capacidad económica real de las partidas presupuestarias.

Unicef estudia la inversión en infancia por ámbitos: educación, salud, prestaciones y bienestar social. En el 2013, supusieron, respectivamente, el 65%, el 18%, el 10% y el 7% de las partidas. Pero no han experimentado evoluciones idénticas. En educación, salud y bienestar social la inversión creció entre el 2007 y el 2010 y se redujo a partir de aquel año. En las prestaciones se detecta un crecimiento seguido y suave, que se explica por el crecimiento de beneficiarios de ayudas.

Por todo ello, Unicef propone un pacto de Estado por la infancia que trascienda posiciones partidistas y que seguiría a los pactos que la organización ya ha propugnado sobre la materia en nueve comunidades autónomas. La pelota queda en el tejado de la clase política. Ahora hay que ver hasta que punto los partidos quieren que haya partido. H