La última vez que el cine español ganó un Oscar a la mejor película de habla no inglesa fue en el 2004, cuando Mar adentro, de Alejandro Amenábar, se alzó con la estatuilla. Ahora será David Trueba el encargado de repetir la hazaña. Lo hará de la mano de Vivir es fácil con los ojos cerrados, que arrasó en los Goya (no así en taquilla) y que hace algo tan revolucionario hoy en día como reivindicar la bondad. El filme se ha impuesto a 10.000 kilómetros, la humilde película del debutante Carlos Marques-Marcet, y El niño, el nuevo y taquillero trabajo de Daniel Monzón (Celda 211). Las tres habían sido preseleccionadas por la Academia de Cine, que ayer, ante notario, hizo público su veredicto final: la que luchará con todo el cine internacional será Vivir es fácil con los ojos cerrados.

Basada en un hecho real, el filme seleccionado por los 1.300 académicos españoles con derecho a voto narra la historia de un hombre de espíritu noble (Javier Cámara) que se dedica a enseñar inglés en un colegio y que se recorre media España para conocer a John Lennon, que está rodando en Almería. Son los años 60. Cristina Huete, protagonista y productora, agradeció a los académicos su votación y criticó al Gobierno por su falta de interés hacia el cine. H