Acababa de cumplir 18 años y lo estaba celebrando con su padre en un club de alterne cercano a Mercamadrid. Lo identificó la policía en una redada en los establecimientos en los que se ejerce la prostitución y en los que se ha detectado que la edad de los clientes ha bajado en picado, hasta situarse en los 20 años.

La alerta la lanza el inspector jefe, José Nieto, que con 18 años luchando contra las redes de explotación de mujeres ahora es el responsable de los programas contra la trata que impulsa con decisión la Dirección General de la Policía. “La edad está bajando de manera escandalosa”, advierte Nieto en declaraciones a este diario. Ese descenso de la edad de los consumidores de sexo de pago se recoge en las estadísticas que la policía realiza a partir de la filiación de los clientes de los prostíbulos en los que irrumpen para hacer inspecciones.

“Cada vez es más habitual encontrar a grupos de jovenzuelos que terminan las noches del fin de semana en un club de alterne en busca de sexo rápido y sin compromiso”, advierte Nieto. ¿A qué se debe ese descenso de la edad de los clientes? El inspector jefe responde desde la intuición y sus incontables horas investigando en prostíbulos y conversando con mujeres y clientes: “Es la prueba evidente de aquellos que huyen de cualquier compromiso. Quieren una relación sexual que no implique más relación que la transacción económica. Y que tratan a esa mujer como a alguien a quien pagan, someten, sin plantearse ni un segundo las circunstancias que la obligan a ejercer de prostituta”.

Por su parte, la psicóloga Rocio Ramos-Paúl, directora del centro Biem, va más allá. “El patrón de consumo prematuro de sexo de pago encaja en estos tiempos en los que los jóvenes se han acostumbrado a conseguir las cosas con inmediatez: Lo quiero ahora. Si esa noche no han ligado, no tienen ningún inconveniente en pagar para conseguirlo”. H