Alerta por lluvias, viento y olas en 33 provincias españolas. Es la primera ciclogénesis explosiva de la temporada en la Península que se traducen en mal tiempo, lluvias fuertes, persistentes y con viento desapacible. Galicia, el oeste de la Cornisa Cantábrica y el Sistema Central están en el ojo de la inestabilidad. En la fachada atlántica se esperan recoger más de 100 litros por metro cuadrado y en los sistemas Central, Ibérico y en los Pirineos se prevén fuertes rachas de viento de hasta 100 kilómetros por hora.

Más de 130 incidencias se han registrado ya en Galicia, la mayoría relacionadas con caídas de árboles y de ramas. Por provincias, Pontevedra ha sido la más afectada. Entre los percances más destacables figura el desprendimiento del tejado de un edificio en construcción en A Illa de Arousa que causó daños a un vehículo estacionado en la segunda Travesía do Campo. En Santiago de Compostela y Vigo dos árboles cayeron encima de otros tantos coches sin ocasionar daños personales. Son los efectos de la conjunción de borrascas, la ciclogénesis, que alimenta la caídad de la presión atmosférica y recarga los fenómenos tempestuosos.

En alerta naranja (riesgo importante) por viento están Cantabria, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Soria, Valladolid, Zamora, Navarra, A Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, La Rioja y Asturias. En este mismo nivel de alerta pero por olas se encuentran A Coruña, Lugo y Asturias. La alerta amarilla (riesgo) por viento se ha decretado en Almería, Huesca, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara, Toledo, Ávila, Segovia, Gerona, Lérida, Madrid, Badajoz, Cáceres, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa. En este mismo nivel de alerta pero por lluvias estarán Ávila, León, Palencia, Salamanca, Zamora, Cáceres, Lugo, Orense, Pontevedra y Asturias. También estarán en alerta amarilla por olas Almería, Granada, Cantabria, Gerona, Pontevedra, Vizcaya, Guipúzcoa y Murcia.

Una ciclogénesis explosiva es la generación de una borrasca o perturbación (ciclón) en muy poco tiempo. El carácter explosivo viene dado por una bajada muy rápida de la presión atmosférica, de entre 22 y 24 hPa en menos de 24 horas.