El vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto, se ha casado esta mañana con su novio en un acto íntimo celebrado en el Ayuntamiento de Vitoria, en el que su madre y su amigo y compañero de partido Iñaki Oyarzábal han ejercido de testigos. Tras la firma del acta matrimonial, la pareja celebrará una fiesta por la tarde, a la que asistirá el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a la cúpula del partido.

La ceremonia ha suscitado la polémica toda vez que el propio Rajoy fue quien impulsó el recurso de inconstitucionalidad contra la ley que permite el matrimonio homosexual. En los últimos años, destacados dirigentes del PP se han mostrado en contra de esa norma, aprobada por el PSOE, hasta el punto de sumarse a manifestaciones bajo el lema "Por el derecho a una madre y un padre". Ante esta contradicción, la portavoz de Igualdad del PSOE en el Congreso, Ángeles Álvarez, calificó de "impúdico" a Rajoy, a lo que el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, replicó con críticas a la "mentalidad obtusa" de los socialistas.

La boda civil, en la que solo han estado presentes los testigos, ha tenido lugar en torno a las 09:30 horas en el despacho que el propio Maroto tiene en el Consistorio vitoriano como portavoz municipal del PP, y ha sido oficiada por el edil de su partido Miguel Garnica. El brevísimo acto se ha limitado a la firma de los documentos que acreditan que Maroto y Josema Rodríguez, novios desde hace 19 años, han contraído matrimonio.

CEREMONIA NO OFICIAL

La pareja tiene previsto celebrar esta tarde, en un restaurante de la capital alavesa, una ceremonia no oficial a la que asistirá, además de Rajoy, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el director del Gabinete de Presidencia, Carlos Floriano, la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, y los cuatro vicesecretarios del partido. No faltarán a la fiesta numerosos cargos del PP de Euskadi, entre ellos su presidenta, Arantza Quiroga.

En vísperas de su enlace, Javier Maroto aseguraba sentirse "claramente" respaldado por su formación y definió su matrimonio como un hecho de "absoluta normalización". En declaraciones a los periodistas, lamentó que su boda hubiera dejado de ser "un acontecimiento íntimo", aunque se mostró safisfecho porque haber logrado realizarlo, como deseaba, en el Ayuntamiento. La decisión de dividir la celebración en dos momentos obedece, según han explicado fuentes populares, a un intento de "ganar privacidad y evitar incomodidades a los funcionarios municipales".