Durante la madrugada del domingo entraremos en el horario de verano. A las 2.00 de la madrugada serán las 3.00, es decir, el reloj se adelantará una hora, poniendo fin al horario de invierno y alargando los días. Eso significa que los españoles dormiremos esta noche una hora menos.

Este cambio de hora se lleva a cabo sobre todo por razones de ahorro de energía, para aprovechar aún más la luz diurna. Benjamin Franklin ya descubrió en el año 1784 esta posibilidad, en aquella época para ahorrar velas durante la noche veraniega.

La medida comenzó a extenderse a partir 1974, cuando tras la crisis del petróleo muchos países se dieron cuenta de la posibilidad de aprovechar mejor la iluminación. En la Unión Europea se aplica desde 1981, con una normativa que fue renovada cada cuatro años hasta que en el 2001 se consolidó como definitiva.

Se calcula que los hogares ahorrarán una media de 6 euros. Pero la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles ha vuelto a manifestar su oposición al cambio de hora, ya que, a su juicio, perjudica a la sociedad al tiempo que defiende que continuar con el horario actual supone regresar al meridiano de Greenwich a un coste cero. Según la asociación, de no producirse el cambio, se lograría que España volviera a regirse por el huso horario que le corresponde por situación geográfica. H