Antes de que acabe esta semana, Estados Unidos tendrá un nuevo presidente que tiene dudas sobre el cambio climático y pretende retirar los fondos que su país dedica a combatirlo internacionalmente. El momento no podría ser peor porque la alarma de los científicos no deja de crecer. Dos agencias gubernamentales han concluido que 2016 fue el año más caluroso de la historia moderna, un registro que se ha batido por tercer año consecutivo.

La temperatura fue 0,94 grados centígrados superior a la media de 13,9 registrada durante el conjunto del siglo XX y 0,04 grados mayor que la del 2015, que encabezaba hasta ahora la clasificación, según muestran los registros desde 1880 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

En países como India, Irán y Kuwait el termómetro alcanzó cifras nunca vistas, mientras que la masa de hielo del Ártico se derritió a un ritmo superior al de otros años. «Tener un año caliente viene a ser algo así como una curiosidad», ha dicho Deke Arndt, el científico de la NOAA encargado de supervisar el clima. La NASA ha llegado también a la misma conclusión y ha añadido además que desde el 2001 se han registrado «16 de los 17 años más calientes de los que se tiene constancia».