El día en que murió el poeta Miguel Hernández, un 28 de marzo de hace 75 años, ha sido escogido por la Generalitat valenciana para recordar cada año a las distintas víctimas de la guerra civil y del régimen franquista.

Con motivo del aniversario de la muerte del poeta de Orihuela, el president de la Generalitat, Ximo Puig, visitó algunos de los lugares que marcaron su vida y ha explicado que Miguel Hernández es un «símbolo de la lucha contra la desigualdad, de la tolerancia, la paz y de los valores cívicos más vigentes que nunca».

Para oficializar esta conmemoración, el Consell impulsa el proyecto de la ley de memoria democrática y para la convivencia (ahora en fase parlamentaria en Les Corts Valencianes), donde se establece que cada 28 de marzo sea el día de homenaje a las víctimas de la guerra civil y también del régimen posterior.

Puig quiso celebrar la efeméride hernandiana con una completa agenda en torno a la vida del poeta, que comenzó en Orihuela para entregar al Ayuntamiento las llaves de la casa natal en la calle San Juan del barrio de San Isidro, que llevaba siete años cerrada, para impulsar su puesta en valor. Para Ximo Puig, el desuso de la casa natal es un «episodio lamentable» que explica por los problemas burocráticos.

A continuación, se dirigió a Alicante, en cuyo reformatorio de adultos murió Miguel Hernández, para depositar una corona de laurel en la tumba, acompañado de varios conselleres y de los alcaldes alicantino, Gabriel Echávarri, y oriolano, Emilio Bascuñana. En el camposanto, primero visitó el antiguo nicho que albergó los restos mortales hasta 1984, el número 1.009, y posteriormente la actual tumba, donde se escucharon los versos del Viento del pueblo (1937).