Cuando el pasado 10 de diciembre la embajadora de EEUU en Suecia leyó el mensaje de agradecimiento de Bob Dylan como galardonado con el premio Nobel de Literatura que tanto se hizo de rogar, el texto de 800 palabras que LE hizo llegar acababa así: “Ni una sola vez he tenido siquiera tiempo para preguntarme a mí mismo: ‘¿Son mis canciones literatura?’” Ha tenido seis meses para llegar a una respuesta. “Quería reflexionar sobre ello y ver dónde estaba la conexión”, confiesa en el mensaje grabado que hizo llegar el pasado lunes de de junio a la Academia Sueca, justo cuando estaba a punto de pasar el tiempo establecido tras el cual caducaría la dotación económica del premio. “Y seguramente lo haré de forma indirecta”, confiesa. Y ambigua, podríamos añadir.

Dylan empieza recordando que sus libros de cabecera en la secundaria (‘Don Quijote’, ‘Ivanhoe’, ‘Robinson Crusoe’, ‘Los viajes de Guilliver’, ‘Historia de dos ciudades’) son el tipo de lecturas “que te dan una forma de ver la vida, una comprensión de la naturaleza humana y un estándar a través del que medir las cosas”; todo ello, añade, lo aplicó cuando empezó a componer canciones.

'MOBY DICK', 'SIN NOVEDAD EN EL FRENTE' Y 'LA ODISEA'

Acto seguido, discurre sobre tres de aquellas lecturas de juventud que más le han marcado: ‘Moby Dick’ ("se ha abierto paso en no pocas de mis canciones"), ‘Sin Novedad en el Frente’ y ‘La Odisea’.Tres libros que utiliza, parece, no tanto para reivindicarlos como sus obras de cabecera como para ofrecer una demostración práctica de cómo la literatura empapa su obra. Encadena tres largas sinopsis de los libros al dylaniano modo, hasta el punto de que más de un párrafo, si no todos ellos, podrían ser tomados por una estrofa de una de sus canciones. “Yesterday, you tried to save a wounded messenger dog, and somebody shouted ‘Don’t be a fool’. One Froggy is laying gurgling at your feet. You stuck him with a dagger in his stomach, but the man still lives. You know you should finish the job, but you can’t. You’re on the real iron cross, and a Roman soldier’s putting a sponge of vinegar on your lips”, escribe sobre el libro antibelicista de Erich Maria Remarque. ("Ayer, intentaste salvar un perro mensajero herido, y alguien gritó 'No hagas una locura'. Un franchute yace borboteando a tus pies. Le clavas una daga en el estómago, pero aún sigue vivo. Deberías acabar el trabajo, pero no puedes. Estás en la cruz de hierro de verdad, y un soldado romano pone la esponja con vinagre en tus labios").

Dylan se recrea en el temporal de referencias religiosas y mitológicas de la obra de Melville. "Solo vemos la superficie de las cosas. Podemos interpretar que se oculta debajo de la forma que creamos oportuno. La tripulación pasea por la cubierta intentando escuchar a las sirenas, y tiburones y buitres siguen al barco. Leyendo calaveras y caras como lees un libro. Aquí hay una cara. En frente tuyo. Léela si puedes".

Si unos párrafos antes Dylan rememora la identificación que llegó a sentir cuando pudo escuchar a Buddy Holly a pocos metros de distancia, días antes de que este muriese en aquel mítico accidente de aviación, después menciona hasta qué punto esa sensación también se puede sentir leyendo las desventuras de Ulises camino de Itaca. "En muchos sentidos, algunas de esas cosas te han sucedido. También han vertido drogas en tu vino. También has compartido tu lecho con la mujer equivocada. También te han encantado voces mágicas, voces dulces con estrañas melodías. También has ido muy lejos y te han arrastrado de vuelta. Y también te has salvado por los pelos. Has irritado a quien no debías. Y también has vagado por todo este país. Y también has sentido ese mal viento, aquel que no te trae ningún bien. Y eso aún no es todo".

"LAS CANCIONES NO SON COMO LA LITERATURA"

Y el flamante Nobel de Literatura acaba citando el pasaje de la ‘Odisea’ en el que Ulises visita a Aquiles en el inframundo y este le confiesa que preferiría ser el esclavo de un granjero en la Tierra antes que ser el rey de las tinieblas en el país de los muertos.“Y esto es lo que las canciones son también. Nuestras canciones están vivas en el país de los vivos. Pero las canciones no son como la literatura. Han sido creadas para ser cantadas, no leídas. Las palabras de las obras de Shakespeare fueron creadas para ser representadas en el escenario. Igual que las letras de las canciones son creadas para ser cantadas, no leídas en una página. Y espero que alguno de vosotros tengáis la ocasión de escuchar estas letras de la forma que se pretendía que fuesen escuchadas: en un concierto o en una grabación o de la forma en que la gente está escuchando canciones en estos días. Así que regreso una vez más a Homero, quien dice “Canta en mí, Musa, y a través de mí explica la historia” (‘Sing in me, Muse, and through me tell the story’; el verso inicial de la ‘Odisea’ en la traducción de 1961 del poeta estadounidense Robert Fitzgerald).

Así, pues, ¿en sus letras canta la Musa y pueden ser equiparadas a los versos de Shakespeare, o “no son como la literatura”? No le preocupa a Dylan que cada uno pueda interpretar sus palabras a su manera. De hecho, tampoco que el significado de sus canciones no sea claro. “Si una canción te emociona, eso es lo único importante; no tengo que saber qué significa”, sostiene. Y citando un texto oscuro de John Donne, añade: “Tampoco sé qué quiere decir. Pero suena bien. Y lo que tú quieres es que tus canciones suenen bien”.

PONIENDO PEGAS, DE NUEVO

La recepción del Nobel de Literatura ha llevado de cabeza a la Academia Sueca. Primero, Bob Dylan ni cogió el teléfono, y renunció a confirmar si aceptaba el premio. Después accedió, pero no acudió a la ceremonia de los Nobel, y delegó en su amiga Patti Smith, que actuó en Estocolmo, y en la embajadora de EEUU, que leyó un breve mensaje. En marzo, finalmente, Dylan pasó por Estocolmo, con motivo de su gira europea. Su forma de recibir el galardón no pudo ser más huraña: no acudió a la Academia Sueca y lo hizo en un acto privado, sin ni siquiera fotógrafos, en su hotel. Pero esto no bastaba para recibir el premio formalmente, incluyendo la dotación económica de unos 800.000 euros. Era necesario que pronunciase la conferencia que el Nobel de Literatura suele leer un par de días antes de recibir el galardón, aunque tiene seis meses de plazo para hacerlo. Un plazo que se cerraba el sábado 10 de junio.

Los académicos suecos se lo pusieron fácil: aceptaban cualquier formato alternativo. Incluso un concierto. Así que lo que les envió Dylan fue un audio en el que leía el texto, que han podido colgar en Youtube y en la web de la academia, reproduciendo también la transcripción íntegra del texto. Pero sin dar a los medios la posibilidad de reproducirlo completo: Dylan no les ha cedido los derechos.