Un okupa llamó a Emergencias 112 para avisar del hallazgo de un cadáver en un domicilio vacío que trataban de ocupar en Badalona (Barcelona). Los Mossos d’Esquadra y los Bombers de la Generalitat de Cataluña que se encargaron de comprobar la veracidad del mensaje anónimo descubrieron que era exacto.

Las puertas y ventanas de la planta baja de este domicilio abandonado de Badalona están tapiadas. Los okupas se colaron derribando ladrillos hasta crear una cavidad que les permitiera filtrar sus cuerpos al interior. Al otro lado del tabique, encenderían las linternas y respirarían un olor nauseabundo que tal vez no supieran identificar. Frente a ellos había una escalera que conducía a la planta superior. La subieron. Y allí descubrieron que había alguien sentado en el sillón. La persona estaba muerta.

Durante 24 horas, no hicieron nada. Los vecinos del barrio descubrieron por la mañana que había un agujero en una de las puertas tapiadas. No le dieron importancia. Esa noche, los okupas decidieron mover ficha. Tenían que denunciarlo. Pero no podían acudir a una comisaría puesto que ellos lo habían descubierto durante la comisión de un delito. Optaron por el recurso de la cabina telefónica. Funcionó. Porque el trabajador del 112 les creyó y porque, de momento, nadie sabe quién hizo esa llamada.

Los Mossos, tras encontrar el cadáver, contactaron con los propietarios del inmueble, que aseguraron que no reconocían al muerto: un varón joven que se encontraba en avanzado estado de descomposición.