El esqueleto de Atacama fue durante tiempo un misterio, tanto que algunos creyeron ver en él los restos de un extraterrestre, pero es en realidad la momia de una niña nacida con raras mutaciones genéticas, según aclara el estudio de su ADN realizado por la Universidad de Standford.

El cuerpo, al que se conoce con el nombre de Ata y fue descubierto en el año 2003 en una bolsa de piel abandonada tras una iglesia en el chileno desierto de Atacama, tiene apenas 15 centímetros de largo, con la cabeza en forma de cono, 10 pares de costillas y huesos que se asemejan a los de un niño de ocho años, señalaron en un comunicado.

COLECCIONISTA ESPAÑOL // El esqueleto llego al mercado negro de hallazgos arqueológicos y posteriormente acabó en manos de un coleccionista en España que pensó que podrían ser los restos de un ser extraterrestre. Expertos de la Universidad de Stanford y de San Francisco (EEUU) han analizado el ADN del esqueleto, el cual «ha probado, más allá de cualquier duda, que es humano», según un estudio que publica Genome Research.

Ata, según consideran los reputados expertos, debió de haber nacido muerta o fallecer poco después del nacimiento y por el estado en el que se encuentran los huesos «probablemente» no hace más de 40 años. Su llamativa apariencia, a la que los científicos se refieren como fenonipo, puede explicarse «con mucha probabilidad» por un puñado de raras mutaciones genéticas, algunas ya conocidas y otras recién descubiertas, que están vinculadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento y de los huesos.

Los resultados del ADN no solo ponen fin «a la fábula sobre los orígenes extraterrestres de Ata», sino que además ilustra hasta qué punto los datos genéticos de código abierto han permitido determinar con precisión «los genes mutados» que se asociaron de forma inusual en su cuerpo.