El Ayuntamiento de Madrid adelantó el cierre del parque del Retiro el sábado antes de lo previsto en el protocolo de actuación elaborado en 2016, una decisión que se tomó tanto por la velocidad del viento, "aunque la previsión en ninguno de los casos era de alerta", como por las situaciones climatológicas anteriores y por ser árboles de diana de grandes dimensiones y teóricamente peligrosos.

Así lo ha indicado la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, en una rueda de prensa en la que ha estado acompañada por la directora general de Aguas y Zonas Verdes, Beatriz García San Gabino, y el concejal de Retiro, Nacho Murgui. "La previsión en ninguno de los casos era de alerta (nivel rojo), que es la que marca el desalojo del parque", ha indicado Sabanés. Cuando el pino fue arrancado por la acción del viento y se desplomó sobre un niño de cuatro años, causándole la muerte, el Ayuntamiento estaba actuando siguiendo el nivel naranja.

"Decidimos ir más allá del protocolo e iniciar el proceso de cierre, que era lo más prudente", ha remachado Sabanés, una decisión que se tomó tanto por la velocidad del viento como por los antecedentes de los días previos. San Gabino ha detallado que a las 8 horas del sábado la alerta era amarilla pero el Ayuntamiento decidió mantener las medidas de balizamiento propias de la alerta naranja del día anterior, viernes. "Era la situación más segura aunque no tocaba" ese nivel de protección, ha remarcado.

Sabanés, a su vez, ha remarcado que "en ningún momento se superaron los niveles de velocidad del viento de alerta naranja". A las 13 horas, los técnicos municipales evaluaron la situación, como lo habían hecho a las 8 horas y, viendo la evolución del viento, se determinó por parte del Ayuntamiento que "la medida más prudente" era cerrar el parque "aunque no se superaran los niveles del protocolo".

El aviso de cierre se da a las 13 horas cuando las rachas máximas de velocidad de viento se preveían a partir de las 14 horas. Sabanés ha explicado que el desalojo supone ir cerrando unas puertas y dejar otras abiertas para la salida de los visitantes mientras que se peina el parque para no dejar a nadie atrás. "En circunstancias normales el proceso dura una hora pero el sábado fue un día de gran afluencia y el proceso duró una hora y media", ha señalado.

"No hablamos de una evacuación de emergencia sino de un proceso ordenado y de cierre", ha puntualizado la delegada, que ha recordado que el Retiro se cerro durante unas horas los días 1 y 2 de marzo mientras que el 21 y 22 echó el cierre toda la jornada. En esos dos últimos casos no fue por el viento sino para revisar el arbolado. El viernes reabrió. El accidente con consecuncias mortales tuvo lugar en una de las salidas principales y vía de evacuación.

ÚLTIMA REVISIÓN, EL SÁBADO

El pino piñonero que se desplomó sobre un niño de cuatro años causándole la muerte había sido revisado por última vez el jueves 22 de marzo, una inspección en la que los técnicos municipales comprobaron que no se había producido movimiento alguno en el cepellón ni presentaba ramas rotas ni fisuras en el árbol. "No fue un problema de árbol, no se puede prever este tipo de caídas porque el árbol no da ninguna señal", ha destacado San Gabino. El pino estaba en una zona terriza, tenía 53 años y 15 metros de altura.

El Retiro, la Quinta de los Molinos, Torre Arias, El Capricho y el Paseo de la Rosaleda permanecen cerrados para revisar la situación del arbolado y retirar los árboles y ramas caídas, aunque los Jardines de Sabatini y el parque de Fuente del Berro sí ha abierto.