En los últimos años, cada nueva película que Jean-Luc Godard ha presentado en Cannes ha llegado envuelta de ruido, casi siempre generado por él mismo. En el 2010, el cineasta suizo mandó una carta al festival en la que aseguraba que no asistiría al estreno de 'Film Socialisme' en el certamen y aducía “problemas de tipo griego”. En el 2014, en una entrevista publicada días antes de que 'Adiós al lenguaje' se presentara aquí, venía a decir que el festival podía meterse la Palma de Oro donde buenamente le cupiese. Este año, en cambio, silencio absoluto. Algunos lo interpretaron como una señal de que esta vez Godard sí se dejaría caer por la Croisette acompañando el estreno de su nuevo trabajo. Ilusos.

Posiblemente la descripción de 'Le livre d’image', que hace unas horas se presentaba a competición en el certamen, le resultará redundante a todo aquel que haya seguido la carrera del Godard desde que inició su serie de videoensayos 'Histoire(s) du Cinema': se trata de un nuevo colaje en el que se solapan de forma frenética y agresiva fragmentos de películas -'Johnny Guitar', 'La Strada', 'Elephant y mil más'- y de noticias televisivas, y pedazos de música y reflexiones políticas esparcidas por una banda sonora que aparece y desaparece a su antojo. Es difícil de explicar.

Causas colectivas

¿De qué se nos habla en el proceso? Buena parte del metraje se centra en los diversos ámbitos iconográficos del mundo árabe, a menudo a través de ideas narradas que se superponen y se contradicen; el terrorismo es una de las bellas artes, asegura en un momento dado la voz en off -del propio Godard, por supuesto-, y acto seguido tacha de falaces a quienes luchan en nombre de causas colectivas. También se habla de la desnaturalización de la imagen, y de Europa, y de trenes, y de flores, y de las desigualdades económicas y el imperio de la ley. Según se mire, de casi todo o de casi nada. El espectador puede intentar resolver el embrollo o, mejor, simplemente dejarse hipnotizar. “Hay que hacer la revolución”, asegura la voz estropajosa del maestro en los minutos finales de 'Le livre d’image'. Él, desde hace tiempo convertido en la figura más influyente del cine moderno, sigue predicando en soledad con el ejemplo.