Ridelca, su propia hija, pudo ser la primera víctima de Ana Julia Quezada. Un informe de la Guardia Civil incluido en el sumario del asesinato del niño Gabriel Cruz en Almería apunta en esa dirección y permite «ahondar en la hipótesis de que fuera la propia Ana Julia la que segara la vida de aquella menor».

La niña, de cuatro años, llegó a España en las navidades de 1995. Nada más nacer, su madre la había dejado al cuidado de su abuela en la República Dominicana. Ana Julia llegó a Burgos en 1992. Ejerció la prostitución y en un club conoció a Miguel Ángel, un camionero con el que se casó y tuvo a otra niña, Judit. El hombre aceptó traer a la otra cría a vivir con ellos a Burgos. Pero, unos meses después de llegar, la niña caía desde la habitación del séptimo piso donde dormía con su hermana pequeña. El caso se archivó como un accidente después de que la madre recordara que su hija había padecido supuestos episodios de sonambulismo.

Las investigaciones retomadas después de que Ana Julia Quezada fuera detenida por el asesinato de Gabriel Cruz, el hijo de ocho años de su última pareja, recogen «la dificultad de que una niña de solo cuatro años en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio», según el informe de la Guardia Civil, y lo extraño del supuesto accidente.

Tras el crimen de Gabriel, el hombre explicó a la Guardia Civil que «mientras convivió conmigo, Ridelca no sufrió ningún episodio de sonambulismo ni estaba medicada por ello».