El fiscal Javier Faus lanzó ayer una dura crítica a los Maristas y a la Fundación Champagnat, gestora de los colegios de la orden religiosa. Un rapapolvo en toda regla. En el juicio contra el exprofesor de gimnasia, Joaquim Benítez, la acusación pública subrayó que la congregación tiene una «una evidente responsabilidad civil, pero sobre todo tiene una enorme responsabilidad moral, porque si en 1986 hubieran actuado como debían, hoy estos hechos no se hubieran producido». El procesado declaró el martes que ese año la cúpula de la orden religiosa conoció que él había abusado de un niño en la escuela y no le despidió.

En su informe final, el fiscal fue contundente: «En estos tiempos en los que el papa Francisco pide perdón por los casos de pedofilia, aquí, la fundación, en vez de estar con las víctimas, les está reganteando hasta el último céntimo». El juicio por abusos a cuatro exalumnos entre el 2006 y el 2010 quedó visto para sentencia.

ASEGURADORA // El letrado de la compañía de seguros Generali, contratada por el colegio de Sants-Les Corts, donde ejercía el procesado, dejó claro que los Maristas son una «entidad solvente» que puede pagar las indemnizaciones, que la póliza firmada no cubre la actuación de Benítez y que la reparación del daño para la víctima que sufrio los abusos más graves, con felaciones incluidas, sería de 16.500 euros y no los 50.000 pedidos por el fiscal y los 60.000 de la acusación particular. En este caso concreto, además, sostuvo que la adicción del muchacho al cannabis puede influir en las secuelas. La defensa de Benítez aceptó hasta una pena de ocho años de prisión por dos abusos, negándo los otros dos.

El fiscal, que solicita 22 años para Benítez, finalizó su intervención parafraseando la canción de la Trinca (creada por «Josep Maria Mainat, que estudió en los Maristas», explicó) titulada El meu col.legi: «Nos pedían que fuéramos castos y puros, mientras que con la mano tonta nos magreaban».

CONFESIÓN // Con anterioridad Faus detalló que la confesión de Benítez en la que admitió haber abusado de dos estudiantes y negó los otros dos casos fue light, cínica, exhibicionista, narcisista, ególatra y falsa en ocasiones».

Los abogados que ejercen la acusación particular contra el exdocente culparon a los Maristas de encubrir los abusos sexuales cometidos dentro del centro. Los letrados coincidieron en señalar al colegio como «conocedor» de los hechos, después de que Benítez declarara que la escuela tapó su abuso perpetrado por él en 1986, lo que le sirvió para sentirse «amparado» y continuar cometiendo este tipo de delitos.