13 de noviembre del año 2014. Demi Lovato, cantante y actriz estadounidense, se pasea por la alfombra roja de un acto benéfico rodeada de flases. De golpe, un móvil irrumpe en la pasarela y dispara una foto a la misma distancia y ubicación que un selfie. En él se refleja la 'celebrity', que durante toda la velada había sido retratada en centenares de ocasiones, con el rostro de totalmente deformado. Curiosamente, el instante se captó en dos fotografías. Una imagen tomada desde la barrera de los fotoperiodistas y un robado captado desde un ángulo poco halagador. La diferencia entre la una y la otra; la prueba de que los selfis engañan.

Cada vez son más los usuarios que acuden a un cirujano plástico con un selfie como muestra de lo que quieren operar. Los expertos alertan de que estas imágenes no solo no se corresponden con la realidad sino que, además, suelen mostrar un rostro bastante deformado. Aun sin la distorsión del filtro, los selfies se caracterizan por presentar una imagen distorsionada. El ángulo con el que se capta el autorretrato, la distancia focal, el tipo de lente utilizada y la iluminación, entre otros muchos factores, condicionan cómo van a lucir las proporciones y la textura del rostro. La célebre Kim Kardashian, autora del primer libro dedicado exclusivamente al arte de sus autorretratos, ya ha explicado en más de una ocasión que el secreto del selfie perfecto no es otro que el cuidado de todos estos detalles. Y la ciencia, por su lado, también lo ha corroborado.

En sus múltiples tutoriales sobre la cuestión, Kardashian explica que si captas una fotografía desde arriba siempre saldrás más favorecido. Un estudio publicado en la revista especializada en cirugía facial 'JAMA' aporta la explicación científica a este fenómeno. La investigación demuestra que un selfie estándar, captado a unos 30 centímetros en línea recta de la cara, distorsiona el tamaño aparente de la nariz haciendo que parezca hasta un 30% más ancha y un 7% más larga de lo que es en realidad. La investigación, planteada por unos cirujanos para demostrar a sus pacientes que los selfies no representan la realidad, determinó que para obtener una imagen lo menos distorsionada posible deberíamos alejar hasta un metro y medio la cara de la cámara. O, como explican las influencers, jugar con la distorsión aportada por la distancia, los ángulos y la iluminación.

DISTANCIA

La distancia entre la cámara y el rostro es clave para entender cómo se puede deformar un retrato. En el caso de los autorretratos, cuando el móvil se sitúa muy cerca de nosotros, las proporciones entre los diferentes elementos de nuestra cara se alteran. Esto provoca una distorsión similar a la de las lentes 'ojo de pez' en la que, por ejemplo, la nariz parece mucho más grande de lo que realmente es.

ÁNGULOS

El ángulo desde donde se capta la imagen también condiciona las proporciones del rostro. Una fotografía captada desde arriba, por ejemplo, hará que los ojos parezcan más grandes, la nariz más fina y la mandíbula más estrecha. Una reciente investigación sobre los fundamentos científicos de un selfi perfecto argumenta que las imágenes captadas desde un ángulo de 30 grados son las que más favorecen las facciones del rostro.

ILUMINACIÓN

El tipo de luces que hay durante un selfie afecta a la percepción de las texturas del rostro. Si la iluminación es cenital (es decir, que llega desde arriba) se potenciarán las sombras y, a su vez, las imperfecciones. Lo mismo ocurre con la luz verde como la de los fluorescentes, que altera el tono de la piel haciendo que parezca más pálido.