Más de un millón de imágenes de niños explotados sexualmente en más de 300 rodajes. Durante 15 años, la productora Aschom SL grabó películas de porno infantil con menores captados en los rincones más vulnerables de España. Su sede estuvo en la calle de Tapioles de Barcelona hasta el 2011, cuando se trasladó a Tortosa, donde siguió operando hasta que los Mossos d’Esquadra la desarticularon en el 2015. Vaciar los armarios de aquel estudio doméstico condujo a una célula integrada por siete pederastas que habían abusado de 103 menores españoles y marroquís -muchos, menores de 13 años- para generar contenidos que compraron 593 hombres de 45 países.

El caso se juzgó en noviembre en la Audiencia de Tarragona sin los tres máximos responsables de la red, que están fugados. Para proteger a los menores se hizo a puerta cerrada, una medida que impidió que trascendiera la gravedad de lo ocurrido. La que sigue es la historia de cómo policías, educadores y una fiscala destaparon la mayor red española de producción de pornografía infantil.

La primera pista la dio una madre que entregó a su hijo a un centro de menores de Tortosa en la primavera del 2015. Avisó de que la convivencia era imposible, sobre todo desde que el crío frecuentaba una casa en las afueras. La educadora que la escuchaba era Ester Cabanes, responsable de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) en las tierras del Ebro. Cabanes preguntó al niño sobre aquella casa. El menor respondió con evasivas.

Pocas semanas después, tres chicos se fugaron de otro centro de menores de la DGAIA y Cabanes fue quien los recogió en la comisaría para devolverlos a la residencia. En los bolsillos de los tres había tabaco y dinero, demasiado. Quiso saber de dónde lo habían sacado y ellos respondieron con vaguedades sobre la misma casa. Cabanes Habló con la unidad de investigación de los Mossos en Tortosa, que abrió la puerta de aquella casa «extraña» en mayo del 2017 y halló a dos ciudadanos franceses y a un joven marroquí con una montaña de películas.

los productores / Los galos eran Jean-Luc Aschbacher y Christian Arson, productores de porno gay que a principios del 2000 se quedaron sin negocio con la irrupción de los contenidos gratuitos en internet. «Ya eran pedófilos, pero comenzaron a delinquir haciendo porno infantil porque daba dinero», explica Jordi Domènech, inspector de los Mossos. Aschbacher y Arson captaban a chicos de la calle, hijos de familias rotas o inmigrantes desamparados.

Uno de los niños que aparece en las primeras filmaciones se llamaba Youness en Naciri. Era el más espabilado y los franceses acabaron adoptándolo. Se convirtió en un anzuelo para captar a más menores. En el 2011, los tres se mudaron a Tortosa. Allí siguieron explotando a niños durante cuatro años, hasta que los Mossos d’Esquadra entraron en la casa y hallaron 1.500 DVD listos para comercializar y 12 discos duros con más de un millón de fotos e imágenes clasificadas por carpetas.

El análisis del material arrojó pruebas de que Aschbacher, Arson y En Naciri no trabajaban solos. José Cardona, en València, y Fernando Aguilera (exagente de la Ertzaintza), en Barakaldo, aparecían en grabaciones hechas en València, y en Marruecos. Había otros dos implicados: Miguel A., de Granada, que producía e intercambiaba material, y Martín R. Ch., de Cubelles, que participaba aportando grabaciones con cámara oculta. La mafia operó del 2002 al 2015.