El virólogo Daniel Scott-Algara (Caracas, 1953) supo a mediados de enero que la neumonía por el nuevo coronavirus, con una alerta de apenas una decena de casos en China, llegaría a ser una pandemia si no se tomaban medidas drásticas. Había un plan internacional para contener una posible cepa de gripe tan mortífera como la de 1918, pero no funcionó. Tras haberse diseminado en Wuhan -del tamaño de Londres- "era casi seguro que el virus se iba a expandir", apunta.

-¿Qué le hizo pensar en enero que la cosa pintaba mal?

-Al haber un periodo de incubación de 14 días, si hay 10 casos, deben multiplicarse por 100 para saber que realmente hay mil casos. Aun con medidas para frenar la propagación, con 10 casos declarados ya era bastante tarde.

-Cuando el 31 de enero se detectó en España el primer caso en La Gomera, Fernando Simón dijo que no íbamos a tener "más allá de algún caso diagnosticado".

-Viendo lo que ocurrió en China, no se podía esperar que los casos fueran muy pocos, a menos que se pusiera una barrera de acero para impedir que el virus cruzara de un país a otro. Tampoco en Francia las autoridades sanitarias hicieron buenos cálculos al inicio de la epidemia y pensaron que se podía controlar con medidas menos drásticas que las de China. No es lo mismo tener un gobierno democrático, en el que debes tener un consenso para tomar ese tipo de medidas.

-¿Dónde pondría usted el foco de la responsabilidad por la falta de medidas de contención?

-No hay que buscar responsabilidades ahora. Hay que afrontar la pandemia y aprender de cara al futuro. Existía un 'plan gripe' para evitar la gripe española de 1918, pero no funcionó porque no se conocía el modo de transmisión de este nuevo virus.

-Al principio de la crisis sanitaria, se dio a entender que era como una gripe estacional, que solo produciría síntomas leves. ¿Ha habido falta de información?

-Este virus es más contagioso y se adquiere más tempranamente. Puede tener un tiempo de incubación de tres días, que es muy poco. Los virus evolucionan, y este ha evolucionado sumamente rápido. Probablemente ha sido menos agresivo al comienzo, pero con el tiempo ha mutado a formas mucho más agresivas. El virus que infectó al primer paciente, seguramente, era menos infeccioso que el que está circulando en el mundo.

-¿Es mayor su periodo de actividad al asentarse en superficies?

-Estudios completos para comprobar la persistencia de virus en superficies creo que solo se ha hecho con el VIH. Este coronavirus, aparentemente, puede quedarse activo en ciertas superficies hasta tres o cuatro días.

-¿El número de individuos que puede infectar un solo contagiado es también superior?

-Hay varios tipos de pacientes. Hay asintomáticos que constituyen un factor de transmisión del virus. Al no estar enfermos, siguen teniendo contacto con otros individuos. Se cree casi con certeza que estos asintomáticos transmiten el virus igualmente, lo secretan por las vías respiratorias.

-En Italia el 'paciente uno' recayó. ¿Se puede decir que el covid-19 tiene características parecidas al VIH, en la dificultad para eliminarlo?

-El tiempo ha sido sumamente corto y no conocemos la inmunidad a largo plazo. En los casos que han recontraído la enfermedad, puede que se trate de una reactivación, porque no estaban completamente curados, sino que tenían una replicación a bajo ruido, y en ciertas condiciones, al estar aún reproduciéndose, puede exacerbarse y producir síntomas. La otra hipótesis es que estos pacientes se hayan reinfectado. Se necesita tiempo para estudiar estos casos y llegar a una conclusión definitiva.

-¿Por eso la OMS recomienda a los pacientes guardar aislamiento 15 días después del alta?

-Sí. El problema es qué tipo de herramientas se le dan a los pacientes. Estamos hablando de servicios de salud desbordados por la epidemia. Si a estos pacientes que ya están ocupando camas vamos a decirles que tienen que quedarse 15 días más... Las autoridades sanitarias y políticas tienen que tomar una decisión, si no, el sistema de salud se va a colapsar. Se puede hacer una hospitalización en casa con unas condiciones de aislamiento muy severas.

-¿Se da por sentado que el covid-19 tiene un origen animal?

-Los veterinarios lo conocen bien. Forma parte de una familia de virus que infecta a muchos animales domésticos, de crianza y salvajes. Lo que se sabe es que el hombre se interpone en la cadena de transmisión y que el virus se adapta al ser humano. Es lo que ha pasado con los diversos coronavirus que han infectado al hombre. Por ejemplo, el VIH, un virus del mono que se adaptó.

-¿Qué le parece la teoría de la conspiración que sitúa el origen en un laboratorio de Wuhan?

-Nada se puede excluir al 100%, pero las condiciones de seguridad de este tipo de laboratorios son extremadamente estrictas. Con el VIH se dijo al principio que era un virus fabricado en varios laboratorios norteamericanos, pero está claro que procede del mono. Esas teorías salen y desaparecen continuamente.

-Reino Unido, inicialmente, optó por no ser restrictivo. Aspiraba a lograr una inmunidad colectiva.

-Lo del Reino Unido es más o menos una lotería. La idea es que funcionara como una vacuna. Si uno vacuna en una escuela de 50 niños, los otros 40 van a estar protegidos indirectamente, porque la vacuna impide que haya una transmisión en ese grupo. Reino Unido consideró que cierto sector de la población no iba a estar muy afectado y que si se infectaba una parte, protegería al resto de la población. Pero es un virus del que no conocemos casi nada. No sabemos si habrá inmunidad a largo plazo.

-China ha dicho que ultima una vacuna. ¿Confía?

-También en Estados Unidos están preparados para testar vacunas. Pero hay que ser cautelosos. Seguimos oyendo que se ha encontrado una vacuna contra el VIH y aún no la tenemos.