En Nueva York vaticinaban que el coronavirus iba a impactar como un tren de carga, pero ahora ya es tren bala. Es la metáfora que eligió el gobernador Andrew Cuomo, al alertar ayer de que las medidas adoptadas hasta ahora no han conseguido frenar la curva de contagios y reclamar acción y ayuda, de los ciudadanos y federal.

Los casos se doblan cada tres días. Superan ya los 25.000 detectados en el estado, casi 15.000 de ellos en la ciudad de Nueva York, donde ya se registran el 35% de los de todo Estados Unidos. Y el pico va a ser más alto y llegar antes de lo previsto, en dos o tres semanas. «Son números astronómicos, preocupantes, más altos de lo previamente proyectado», advirtió Cuomo.

Nueva York se ha ganado ya comparaciones con Wuhan, la ciudad china donde se originó la pandemia. Es una urbe con más de 11 millones de habitantes aglutinándose con una densidad inigualada en el resto del EEUU. Antes de que se empezaran a aplicar restricciones al movimiento y cierres de escuelas y negocios, era una ciudad hiperactiva y bulliciosa, potente imán para negocios y 60 millones de turistas anuales, con cinco millones de viajes diarios en el metro.

Entre los principales retos para Nueva York está la falta de material protector para el personal médico y un gran déficit de camas en hospitales y en unidades de cuidados intensivos que van a hacer falta: hay 53.000 de las primeras y 3.000 de las segundas cuando se calcula que serán necesarias 140.000 y 40.000. Y en el centro Jacob Javits de Manhattan, que se ha habilitado como hospital de campaña, Cuomo recordaba como cada día la principal necesidad: «respiradores, respiradores, respiradores».

Mientras tanto, el presidente Donald Trump pisa el acelerador con la idea de priorizar la reactivación económica sobre la parálisis necesaria para frenar la curva de contagios, aunque se lo desaconsejan los expertos sanitarios. El lunes dijo que «el remedio no puede ser peor que la enfermedad». Ayer afirmó que la gente «quiere volver a trabajar» y que se pueden «hacer dos cosas al mismo tiempo». Trump aseguró que se va a «abrir» el país «porque tenemos que hacerlo». Su meta: el domingo de Pascua, el 12 de abril.