Se hizo esperar, pero el confinamiento de la capital rusa ya está aquí. El alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, impuso a los habitantes de la gran megalópolis rusa un régimen de «autoaislamiento» en el que únicamente se permitirán los traslados al «puesto de trabajo, la farmacia, al comercio más cercano» o al médico, en caso de «urgencia». Hasta ahora, el confinamiento obligatorio en las casas moscovitas se limitaba a las personas de edad avanzada.

Sobyanin volvió a ejercer de correa de transmisión de las malas noticias y advirtió a los habitantes de la capital rusa de que la epidemia había entrado «en una nueva fase», con más de un millar de casos contabilizados solo en la ciudad. «Nadie está seguro, un ejemplo que está ante los ojos de todos es la miseria en las ciudades de Italia y España, e incluso Nueva York, donde decenas de miles de personas mueren cada día», destacó Entre las exenciones a la libertad de movimientos en la ciudad, el «paseo de las mascotas a una distancia que no exceda los 100 metros de casa» y el «traslado de basuras», anunció el dirigente en su blog.

Según aseguraron fuentes próximas a la alcaldía de la publicación on line Meduza, Sobyanin tomó esta decisión, la más contundente adoptada en Rusia desde el inicio de la epidemia, después de comprobar el crecimiento de los casos de coronavirus en la ciudad y, sobre todo, tras observar la gran cantidad de personas que habían aprovechado el último fin de semana para salir «de barbacoa».

No ha sido la única personalidad rusa en limitar los movimientos de la población para frenar la epidemia. El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), Cirilo I, demandó a los creyentes que se mantengan alejados de los templos para evitar la propagación del covid-19. «Absteneos de ir a las iglesias antes de que muera alguien de vuestra familia», expuso el jerarca eclesiástico, citado por las agencias rusas.

EJEMPLO A SEGUIR / Cirilo puso como ejemplo a la «venerable María de Egipto», una figura reverenciada por los cristianos, en especial por los ortodoxos y los coptos egipcios. Era una prostituta de Alejandría que vivió entre el siglo IV y V después de Cristo y tras una peregrinación a Jerusalén, acabó retirándose al desierto para llevar una vida de oración.

Eso sí, la invocación del patriarca de la Iglesia rusa, una institución en la que el presidente Putin se apoya, llega con retraso respecto a otros jerarcas religiosos como el papa Francisco o el propio Gobierno de Egipto, cuyo ministro de Donaciones Religiosas, Mohamed Gomaa, prolongó ayer mismo el cierre preventivo de todas las mezquitas del país.

Y es que la cifra oficial de casos en Rusia no ha cesado de aumentar, pese a que sigue por debajo respecto a los países más afectados. Ayer, las autoridades rusas registraron 270 nuevos casos, lo que eleva el número total de contagiados a 1.534, la inmensa mayoría de ellos en Moscú. Se registraron nueve personas muertas por el coronavirus. Uno de los datos más preocupantes de los efectos de la pandemia en Rusia es la edad de los hospitalizados. Un 40% de los pacientes conectados a sistemas de respiración asistida tienen menos de 40 años, según datos difundidos en Twitter por la cadena estatal RT.