La sobreinformación y la ansiedad que podemos ver en algunas personas que están regulando mal la crisis sanitaria del coronavirus, puede provocar el contagio de ese miedo. Aunque es una emoción que busca proteger a quien la siente y establecer límites de seguridad, ayudando a uo mismo a estar a salvo o a no contagiar a los demás, se acaba elevando en exceso y nos bloquea. De hecho, en estos momentos es una emoción demasiada alta que, apuntan los expertos, no está ayudando. Se debe bajar los niveles de ansiedad para que vuelva a ser de utilidad.

La ansiedad es el estado que sigue al miedo elevado y continuado, cuando las personas detectan amenazas o pérdidas y creen que los recursos no llegan a lo que la situación nos exige. Piensan que no podremos controlar la situación o que correrán peligro. Esto bloquea el cerebro y nos hace impulsivos y temerosos. Es un estado que puede llegar al pánico si no se aprende a controlarlo.

El miedo, la tristeza o la rabia surgen de forma adaptativa para asegurar la supervivencia humana ante el medio, aunque no solo de forma física, sino también a otros niveles, como en las relaciones sociales. Emociones que, aunque sean negativas, buscan ayudarnos y que acabemos estando bien. El problema es que acaban perdiendo su función principal si se elevan demasiado. En estos momentos, el miedo es la emoción predominante en muchas personas, ayudando a establecer límites seguros, aunque ya empieza a elevarse en algunas personas. Por ello, el psicólogo Ángel Rull recomienda una serie de ejercicios. A través de los cuales se pueden empezar a reducir los niveles de ansiedad, parar la percepción de estrés y rebajar el miedo.

respirar // El primer consejo consiste en la respiración diafragmática «Cuando una persona tiene ansiedad, se le suele decir que respire hondo, aunque no siempre hace efecto», explica Rull. «Tendemos a confundir respirar hondo con llenar más de la cuenta los pulmones. La respiración diafragmática corrige eso y funciona mejor. Consiste en ir llenando nuestros pulmones de forma lenta desde la parte baja hasta la parte de arriba. En lugar de respirar de una forma superficial, movemos más el diafragma, lo cual sí acaba relajando en dos o tres minutos», puntualiza.

El segundo consejo se denomina parada de pensamiento. Rull indica: «Nuestros pensamientos provocan muchas de las sensaciones que tenemos, son peligrosos cuando generan un bucle del que no sabemos salir, como los pensamientos obsesivos». «En circunstancias que nos generen miedo, estos pensamientos giran sobre un mismo tema y aumentan dicho miedo, y una buena forma de pararlo es usando una palabra clave, corta, contundente, como stop o para, y que siempre sea la misma para decírnosla a nosotros mismos», aconseja.

La tercera recomendación del psicólogo pasa por el pensamiento. «La imaginación también nos ayuda a rebajar el miedo y la ansiedad, podemos evocar en nuestra mente un lugar seguro y tranquilo al que irnos, como una playa, un bosque o una habitación», asegura Rull. «En la imaginación iremos haciendo un recorrido por los cinco sentidos, conectando mejor con ese espacio», dice.

a la vez // Por último, Rull aboga por combinar los ejercicios si es necesario: «Si la ansiedad parece elevarse, debemos usar los tres ejercicios de forma combinada. Usaremos primero la parada del pensamiento y después nos iremos en la imaginación a nuestro lugar seguro mientras respiramos de forma diafragmática».

«La ansiedad es un estado de bloqueo, pero mientras que la enfermedad solo se puede prevenir, el miedo sí puede trabajarse en cualquier etapa y que nos ayude a estar mejor», concluye.