La publicación del Boletín Oficial del Estado (BOE) al filo de la medianoche del domingo con el real decreto que ordenaba la paralización de toda actividad económica no esencial abonó el terreno para que las patronales salieran ayer en bloque a tildar la medida de «improvisación». Las organizaciones empresariales reafirmaron ayer sus críticas a unas mayores restricciones sobre la economía, a las que han sido reacias desde hace semanas. Los sindicatos, por su parte, cerraron filas con el Ejecutivo, conscientes, no obstante, del coste económico que estas supondrán.

La tardanza de la publicación de cuales son las actividades que podrán seguir operando, puesto que el Gobierno las considera imprescindibles para mantener la cadena de suministros alimentarios o sanitarios, y cuales no, obligó al Ejecutivo a conceder una prórroga de 24 horas para salir del paso.

«Pensamos que cierta precipitación hay en el asunto», manifestó el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, a primera hora de la mañana en una entrevista en Antena 3. «Improvisación no, porque no hemos parado de trabajar. Una medida de estas características no se hace en una noche», le respondió pocas horas después la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, desde la misma cadena. No obstante, la ministra sí pidió disculpas por los tiempos en los que el Ejecutivo gestionó la oficialización: «Soy consciente de que muchos sectores estaban preocupados por saber hasta dónde y cómo les afectaba la medida y yo desde aquí pido disculpas», dijo también la ministra.

Horas antes, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, dio a entender que la preocupante evolución de los contagios, peor de la esperada, fue la causa que obligó al Ejecutivo a detener el sistema productivo, informa Juan Ruiz Sierra.

La filtración de diversos borradores antes de la publicación del real decreto definitivo en el BOE, con variaciones sobre cuales actividades podrían seguir operando y cuales no, no contribuyó tampoco a suavizar las posturas entre el empresariado.

La multifuncionalidad de muchas industrias, como por ejemplo la química, que hasta ahora han fabricado de manera simultánea productos tanto para el sector alimentario como para otros que no entrarían en la categoría de no esenciales, dificulta la división. «En estos momentos hay mucha confusión y muchas dificultades para ver que es lo esencial y lo que no», reconocía por su parte el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en TVE.

Mientras tanto, la gran industria requiere tiempo para prepararse al endurecimiento de las medidas del Gobierno. Es el caso, por ejemplo de la siderugia, el aluminio o el azulejo. «Hay instalaciones críticas que no pueden parar, no paran nunca, y no están recogidas en el decreto-ley, aunque sí en borradores anteriores, y las que tienen que parar con menos de 24 horas no da tiempo», explica el presidente de la patronal del metal, Unesid, Andrés Barceló. La asociación, que incluye afirmas como Arcelor o Acerinox, asegura que para parar deben «hacer planes seguros que no se pueden poner en marcha de un día para otro.